Leche y Café 3: Isaac e Isaiah Malfoy.




La locura Malfoy, el dueto revoltoso, el par misterioso, cerebritos y así un sin fin de apodos que James Sirius y Fred II principalmente, se encargaban de colocarles desde que eran un par de bebés lindos e inocentes. Y no es como si a ellos les hubiera molestado, de hecho creían que era un honor que aquel otro par los tuvieran prácticamente en un pedestal.

Eso mientras Hermione Malfoy, no estuviera allí para regañarlos y exigir que Isaac e Isaiah no eran nombres para pasar por alto. Además de implorar que no los influenciaran con sus habituales malas costumbres. Sin embargo, nunca llegaba a pasar, Hermione había tenido un par de gemelos alborotadores tanto o más que los mismísimos Fred y George. Y el único quizás orgulloso de ello era Draco y su lado rebelde, acompañado de cerca del irónico Blaise Zabini.

—¿Cuándo tendremos nuestras propias varitas? —Draco llenó sus pulmones con un poco de oxígeno, tratando de mantener la calma y no salir corriendo despavorido de allí, no es como si no adorara a sus hijos pero a veces, sólo a veces era más fácil desayunar con ellos en la mañana y aroparlos en la noche; bajó la mirada hacia Isaac y trató de mantener una expresión neutral.

—Pronto.

—¿Cuánto es pronto? —preguntó Isaiah antes de pasarle por tercera vez la lengua a su paleta de miel.

—No mucho. —respondió sin más.

—Mucho no define la cantidad exacta de cuánto debemos esperar. Debes ser más específico, papá. —Estaba seguro que se volvería loco, completamente loco.

—Demonios —soltó entre dientes, lo suficientemente bajo para que los niños lo escucharan y más tarde no lo acusaran con su madre, como sabía que sucedería —. Tres años, deberán esperar tres años ¿contentos?

—Satisfechos. —aceptó Isaac asintiendo. Sin notar el tic en la ceja de su padre. —Vaya ¿qué es eso? —Draco finalmente pudo suspirar de alivio, esos dos eran como dos copias exactas de Hermione cuando se ponía terca con algún tema. Ni siquiera Rose hacía tantas preguntas como ellos dos, estaba seguro que habían hecho un promedio de más de treinta preguntas en menos de media hora desde que habían escapado de Ollivanders, para ir a husmear a la tienda de Quidditch.

Había un tumulto de gente rodear alguien, se escuchaban risas, un par de gritos de asombro y aplausos como gran final. Cuando ya estaban lo suficientemente cerca, el rubio divisó cabelleras pelirrojas y voces conocidas.

—¡Son los Weasley! —celebró Isaac soltando la mano de su padre y adentrándose sin más entre la muchedumbre.

—Perfecto, lo que me faltaba —murmuró con cansancio.

—¡Están probando nuevos Sortilegios! —escuchó en alguna parte entre todos esos magos y brujas.

—Por supuesto, qué emoción. —soltó con ironía, pero al bajar la mirada se encontró con los ojitos grises de Isaiah llenos de ansiedad. Le era tan difícil decirle que no cuando ponía esa carita. —Ve con él, de aquí puedo escucharte implorando mi permiso.

—¡Gracias, gracias!

—¡Trae algo interesante y no le digas a tu madre! —la pequeña mini copia de él le sonrió y salió detrás de su gemelo sin perder un segundo.

Se encontró con su hija y su esposa más tarde, ambas llevaban consigo varias bolsas de compras para el gran día, Rose con una gran sonrisa. Muy similar a la suya pero con ese brillo en sus ojos que no era más que un gesto muy Hermione.

—Muero por empezar, este año se integrarán nuevas pociones para primero y un permiso especial ¡para el club de duelo! —Rose seguía parloteando, hasta que un instante, tan pequeño y efímero notó algo extraño en su esposa.

—¿Estás bien? —le preguntó a Hermione sin poder resistirlo. Había sido tan raro no escucharla reclamar el hecho de que los Weasley estuvieran faltando a varios reglamentos de ventas y que hubieran varios alumnos de Hogwarts rodearlos comprando los famosos saltaclases, incluido sus hijos.

—Me encontré con Harry —murmuró con sus ojos puestos sobre las dos cabecitas rubias entre la ya disuadida multitud, mientras a su vez acariciaba el cabello de su hija —, el Ministro de Magia aceptó el pedido de liberación de Greenggras, no es condicional, pero estará fuera de allí muy pronto.

—¿Y qué es lo que te preocupa?

—Que la amenaza de Daphne sea verdadera. ¿Qué tal si le hace daño a los niños?

—No sucederá, yo no lo permitiría. —Hermione suspiró, sabía que las palabras de Draco no eran más que verdaderas, sin embargo, creía que si no se preparaban para cualquier percance futuro, no dormiría tranquila.

—Lo sé...

—Diablos —la castaña frunció el ceño sin entender —. Rose, ve por tus hermanos.

—¿Qué sucede? —interrogó Hermione buscando lo que el rubio miraba a lo lejos.

—Skeeter —ladró con molestia —. Dudo que esté aquí por una pluma nueva. —la Auror asintió en acuerdo —Será mejor que nos larguemos, o mañana volveremos a estar en primera plana.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...