Mi amiga es una Mortifaga



Capítulo 5-Sándwich de Pavo.

-Imposible, imposible ¿Cómo lo hiciste? ¿Cuándo? ¿la sobornaste? Debiste darle algo-Jane estaba alegre por no decir complacida del ir y venir nervioso y sorprendido de Clara. Estaban cerca del lago poco a poco iban sintiendo el frío del invierno pero Jane amaba sin dudarlo esa fresca brisa que se le metía de vez en cuando entre su capa.

-Así que realmente pensaste que no lo lograría.-Clara dejó su circo y la miró finalmente con un poco de culpa.

-Bueno, quizás sí te subestimé, ¡Pero sólo un poquito! Es que bueno eres...

-De Hufflepuff.

-No, no iba a decir eso.

-pero lo pensaste, pude verlo desde aquí-Clara suspiró y se sentó junto a ella.

-Lo lamento.-Jane, quería muy en el fondo que se sintiera horriblemente mal, pero era demasiado noble para ello.

-Descuida, por cierto quiero mis Galeones y mis ranas de chocolate antes de irme a casa para navidad.-Clara la miró mal y le sacó la lengua. Y Jane no pudo más que reír.

~*~

-¿Ya se lo has dicho?-la voz de su madre, cautelosa pero igual de entrometida, hizo que un pequeño escalofrío recorriera todo su cuerpo.

-No.-respondió acomodando su ropa con rapidez y sin cuidado dentro de los cajones de la cómoda que tendría más años que él.-Y no tendría porqué decirle, tranquilamente puedes hacerlo tú.

-Cierto, pero Jane valorará que se lo digas. Eres su hermano después de todo. El único que tiene-Jack suspiró, no sabía que tramaba, ni porqué, ni para qué. A Jane poco le importaba cosas tan estúpidas como una fiesta de compromiso, a él principalmente no le importaba. Pero sabía que Rebecca Perkis, su querida y adorada madre, no lo dejaría en paz.

-Le enviaré una lechuza-su madre sonrió con un matiz de triunfo.-Pero no me pidas ser específico.-no dijo nada y se marchó dejándole una pequeña pero importante responsabilidad.

Se acercó con rapidez al escritorio y se sentó frente al pedazo de pergamino. Odiaba escribir. Eres su único hermano, chasqueó la lengua y despotricó contra su consciencia.

~*~

Estaba plácidamente durmiendo la siesta, estaba en el sexto sueño de su vida cuando unos pequeños golpes incesantes en la ventana rebotaban en su cabeza como un martillo. Abrió los ojos con pereza, se estiró, bostezó y salió de la cama lo más lento que pudo.

-¿Toff?-preguntó a la nada mientras se dirigía a la ventana y divisaba a la lechuza blanca y negra esperando pacientemente por ella.Luego le daría un mordisco por hacerla esperar tanto, estaba segura que lo haría-aquí tienes-le dio un poco de alimento y ésta se fue dejando nuevamente un sobre de su hermano en las manos.

~*~

-No puedo decir que me sentí conmovida, si algo sé es que mi hermano no es el típico muchacho sensible-Susan sólo sonrió con ironía; caminaban rumbo a pociones en aquel interminable pasillo de las mazmorras, ella escuchando al tejón parlante desde que se habían juntado. Jane le había hecho llegar misteriosamente un mensaje; aún no sabía como lo había hecho; en el que le pedía que fuesen juntas a la clase para que la "rubia águila", como ella le decía, creyeran sus mentiras. Realmente apreciaba esas ranas de chocolates, como ella su mitad-Pero bueno, al menos me contó que se ataría de por vida con alguna bruja sangrepura.

-Hablas de la pureza de la sangre como si no fuese importante.

-es porque no lo es, Wile. No lo es-repitió convencida- es roja, como la de los  muggle, como la de los nacidos de muggle, como la de los mestizos, como la de los gigantes, como la de un hombre lobo, como...-

-Ya, completamente comprendido. No hacía falta, de verdad.-Jane sonrió mientras metía sus manos en su capa, satisfecha.-Será mejor que nos apresuremos, no quiero compartir otro castigo contigo.

-Oh vamos no fue tan malo.

-Hasta que encontraste una pizca de poción mal hecha que provocaba estornudar ¿En qué estabas pensando? Estás loca-ésta rió.

-Snape estornudó tres días seguidos hasta que decidió ir a la enfermería.-Susan negó con la cabeza pero le concedió una sonrisa divertida.-Jamás lo olvidaré.-añadió empujando la puerta del salón.

-Y el castigo que nos dio al día siguiente tampoco.-susurró Susan con un escalofrío. Su madre le había enviado un vociferador, había sido cautelosa en hacerlo cuando estuvo a solas, pero la experiencia había sido completamente escalofriante. A Jane, no le había ido mejor, pero no parecía afectada.  Por lo que había escuchado ella ya era inmune a los gritos ensordecedores de su madre.

~*~

Navidad había llegado tan pronto como las ranas de chocolate y los diez galeones de Clara. No estaba entuciasmada por volver a casa para esas importantes fechas, Hogwarts se había convertido sin duda en su verdadero hogar y dejarlo era realmente doloroso. Dejó su baúl con los demás y se subió al tren, Clara estaba ya arriba y Susan aún no aparecía.

-Perkis-un niño de Gryffindor se le acercó corriendo por el pasillo, con el cabello completamente rojo y unos ojos azules amables. Un Weasley.

-¿Sí?-preguntó esperando que éste recuperara el aliento. El pelirrojo pareció despabilarse y se irguió.

-Se te ha caído esto-era su bolsita con galeones de terciopelo. por instinto tocó el bolsillo de su campera pero estaba vacía.

-Oh, Gracias-éste sonrió negando con la cabeza moviendo su mano sin darle importancia.

-No hay problema-él se giró para volver por donde había venido pero Jane no le permitió dar más que sólo unos pasos.

-ten-dos galeones se mantenían quietas en sus pequeñas manos y un rostro extrañado en el chico Weasley.

-no creo que sea necesario, de verdad.

-no, de esta manera estaremos a mano.

-no puedo recibirlo.

-no es caridad, Weasley, es agradecimiento. Tómalo no me hagas sentir mal-el muchacho suspiró y miró hacia todos lados, hasta que fijó sus ojos en los de Jane nuevamente.

-si no los tomo insistirás ¿verdad?-Jane sonrió con picardía y asintió, éste suspiró de nuevo y extendió sus manos pecosas.-está bien, pero nadie debe saberlo.

-prometido-Susan había subido ya al tren cuando se encontró con esa extraña escena, una Hufflepuff con un Gryffindor una sangrepura inmundamente rica y un sangrepura extremadamente pobre en un acto de paz y agradecimiento. La Slytherin aún no podía entender porqué Jane era de esa manera, poniendo en peligro su nombre, sus costumbres y sus intereses con personas de esa índole. Sus padres no se lo hubiesen permitido.

-No lo pienses tanto serpiente, Jane esa una tejón, nobleza es lo que destila por los poros.-Clara estaba a su lado con ese gesto tranquilo pero curioso. No sabía cuando o cómo había llegado ahí, los Ravenclaw eran extraños-¿te sientas con nosotras?-¿tenía opción? Realmente no. Asintió en respuesta, no podía decir más y no quería hacerlo tampoco.

~*~

-Hogar dulce hogar-Exclamó Robert dándole la bienvenida a Jane con un apretado y fuerte abrazo hasta el punto de dejarla morada.

-creo que no siento los brazos-masculló aún con la cara apretada contra el pecho de su padre. Suspiró cuando fue liberada pero le sonrió-no sabía que me habían extrañado tanto.

-más de lo que tu crees, aunque tu madre realmente disfrutó retarte todo este mes, ha vuelto a ser la msima de siempre.-Jane rió por lo bajo y siguió a su padre, su elfo Choco, como ella le había puesto de pequeña ya se había llevado sus cosas a su habitación sin darle tiempo siquiera de protestar al respecto; ese elfo era todo un misterio.

Caminaron hasta la sala de estar, rumbo al salón té donde su madre y su hermano los esperaban. Su padre estaba demasiado silencioso, demasiado.

-¿Qué comeremos hoy?-le pareció ver en el rostro de su padre una gota de sudor caerle desde la frente hasta el cuello, pero bien pudo haber sido su imaginación.

-em...-carraspeó-Sándwich de Pavo, sí, eso.-Se detuvo abruptamente sándwich de pavo, eco había hecho en su cabeza y un escalofrío de puro terror.

-Oh no, no, no, no. ¿Esa vieja harpía está aquí?-su padre le cerró la boca con su mano y la arrastró a un costado.

-Shh... baja la voz niña-ésta le frunció el ceño y él la soltó-lo siento, Jane, pero tu madre la invitó. Pasará la navidad con nosotros.

-Por merlín, esto será peor de lo que creí.

-Créeme a mí tampoco me fascina. Sin embargo, tienes el permiso-Jane observó a su padre, sus ojos brillaban con algún tipo de maldad que muy pocas veces dejaba mostrar.-ya sabes, "el permiso"-susurró lo último la pelinegra se acercó a él quedando cabeza a cabeza.

-Si mamá me castiga...

-te daré lo que sea...   

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 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...