Mi Amiga es una Mortífaga

Capítulo 14-Sensaciones...

-Malfoy.

-Tranquila, Wile. Nadie me ha seguido o visto, si eso te preocupa-ésta le frunció el ceño y con un gesto de mentón le apuntó hacia un sillón verde obscuro de terciopelo.

-Claramente no me culpes por no confiar en ti. Eres extraño y actúas extraño ¿Qué más opciones tengo?-ambos pre adolescentes se miraron. Ambos tenían en sus miradas una promesa grabada, que lejos de las conjeturas habituales, era prácticamente inquebrantable.

-Jane está a salvo-Susan suspiró con alivio-aunque no sé por cuanto tiempo. Mi tía Bella llegó hecha una Furia destruyendo todo a su paso. La Orden del Fénix llegó a ayudar cuando había ya iniciado su cometido.

-¿Dónde está?-preguntó nuevamente retorciendo sus manos con nerviosismo-¿Qué no me estás diciendo?

-En San Mungo, fuera de peligro. Al menos eso creo-murmuró el rubio mirando las llamas de la chimenea.-No podremos protegerla mientras seamos aún unos simples niños. No entiendo porque ese viejo chiflado...

-Sólo él lo entiende, Malfoy. Por mientras haremos lo que esté en nuestras manos. Una simple nota ha salvado su vida y la de su familia. Puedes encontrarlo simple, pero funcionó-el rubio aún no quitaba sus ojos grises de las llamas, estaba perdido en sus pensamientos, en lagunas de recuerdos y voces del pasado. -Será mejor que te vayas-susurró Susan colocándose de pie mirando hacia la puerta de su habitación-alguien se aproxima-éste asintió y se puso de pie.

-Hay algo más que debes saber-ésta lo miró -atacaron a, a los Harper.-Los obscurecidos ojos verdes de Wile se fijaron sobre el rubio. Sintió un malestar en el estómago y la preocupación que ya ocupaba un agujero acrecentó más de lo que hubiese  esperado.

-¿Qué?-susurró, pero éste no dijo nada y se retiró hacia la chimenea, desapareciendo justo a tiempo en cuanto las puertas se abrieron.

~*~

-¿Corazón de brujas?-preguntó con la voz ronca, su madre le sonrió levemente y dejó la vieja revista a un lado.

-¿Cómo te encuentras?-preguntó acariciando su mejilla, Jane la observó detenidamente, tenía un rasguño en la ceja que sin problemas podrían habérsela curado. Pero al parecer, tanto ella como su madre, entendían cuales eran las heridas que debían ser sanadas con  el tiempo.

-¡Auch!-y definitivamente ella tenía una, y muy grande.-¿bien?-respondió dudosa aunque con una sonrisa divertida que le sacó una risa a su madre.

-No te muevas, el corte de la daga no ha cerrado aún. Joseph cree que deberá sanar al modo Muggle-asintió y volvió a apoyarse en la almohada. Odiaba estar enferma, herida o simplemente postrada en la cama sin que ella misma se ordenara mentalmente hacerlo. Y allí  estaba, en una habitación individual en el gran San Mungo sin poder hacer siquiera un amago, perfecto.-Debes...

-¿Qué me estás ocultando, madre?-Rebecca la miró con un deje de sorpresa, después de todo no esperaba algo tan inesperado como esa pregunta ni ella pero tuvo la necesidad de preguntarlo.-Siento, no, presiento que no me estás diciendo algo.

-No sé de qué hablas.-la miró con sus ojos marrones forzándola, quizás, amablemente a decir algo. Pero la mujer rubia con el temperamento duro, jamás cedería a un escudriño de  una niña de trece años, aún si esa niña se trataba de nada menos que su propia  hija.

Jane sentía una leve confusión, ese mismo sentimiento de vacío, de saber algo y no comprenderlo. Era tan parecido a esa vez en Hogsmeade y el ataque, que hasta que no lo vió no habría recordado ni un santísimo detalle de ello. El hechizo desmemorizante había tardado diez horas en dejar de hacer su efecto y de repente todo había caído sobre ella y esas preguntas absurdas de "porqué no había hecho algo, si era una realidad que sabía que sucedería".

Se sintió nuevamente traicionada y realmente sola, seguida de una gran tristeza.

-Quiero estar sola.-pidió, La señora Perkis dió un imperceptible suspiro y asintió. No podía perturbar su estado en esos momentos.

-Vendré más tarde- y Jane no tuvo más opción que aceptar su respuesta.

~*~

Rebecca caminó por los pasillos de San Mungo hacia la pequeña cafetería que tenían por allí, un tanto común utilizado por toda clase de Magos y Brujas. No le gustaba, estaba claro. Algo de sus genes Rowle y obviamente las enseñanzas de su madrastra -La Tía Mel- había dejado en ella ese rechazo a ciertas sociedades que no inculcó a  ninguno sus hijos.

Era un sentimiento que hacía años no había experimentado. Pero no lo sentiría tan inapropiado si esa maldita bruja no se lo hubiera recordado. Su antiguo yo.

Allí se preguntaba porqué Robert se había fijado en ella. Tan fría y déspota que todos la odiaban y a la misma vez, admiraban. Si bien esos detalle nunca le importaron, pero si el hecho de que ese odio hacia ella y su odio hacia ellos, no hubieran espantado al noble, leal y honesto Tejón Perkis.

Aunque viniera de una familia de Sangre Pura, con el dinero que sus padres querían que tuviera al encontrar esposo. Realmente, realmente no esperaba que fuese él quién le entregara más que su corazón, porque más allá de sus preponderantes deseos de hacer daño, jamás se lo habría hecho a él.

-De aquí siento tu cerebro trabajar, y qué intenso-sonrió y se giró para ver a su esposo.

-Siempre te ha gustado ese sonido-éste rió y se acercó a ella galante.

-Entre otros-dijo seductor. Ambos se miraron y Robert dejó salir un suspiro que había estado suprimiendo todo ese tiempo-Lo lamento, debí decirte antes.

-Ser auror no es tan malo-o eso quería creer. Robert volvió a sonreírle pero esta vez  algo más que vacilante-¿Eso no es todo, verdad?

-¿Es verdaderamente malo formar parte de una resistencia? Que va más allá de estar en contra del Ministerio, cabe destacar.

-¿Qué?

-Sólo es una pregunta.

-Robert ¿Estás demente?

-Sólo un poco, y eso no hace daño.-Rebecca negó y sus piernas flaquearon-ey, Becca ¿Estás bien?

-¿Que clase de estúpida pregunta es esa, Perkis?-susurró entre los brazos de su esposo-mi familia...

-No les temo, ninguno de nosotros debe hacerlo. He formado parte de la Orden desde antes de que nos casáramos y no me arrepiento de nada. Estaba destinado a conocerte, ser tu esposo y tener hijos talentosos, era nuestro destino estar juntos, Becca. Ni tu familia ni la mía tienen cabida en nuestro futuro.

-¿Por qué el sombrero seleccionador te mandó a Hufflepuff?

-Porqué yo se lo pedí-confesó con una de esas tantas sonrisas radiantes.

Portadas Fanfics 2016

 
 

Mi Amiga es una Mortifaga

Capítulo 13- Casi...

Susan se retorció las manos, miraba furtivamente hacia la chimenea ¿A caso esperaba que Jane saliera de allí? Que estupidez, pensó. Escuchó el ululeo de su lechuza, parecía nerviosa. No la culpaba, su lazo con ella era muy fuerte, era algo de familia. Las aves eran un símbolo importante para ellos sobre todo las lechuzas.

Se acercó a ella, Dedalus había llegado a casa sin ninguna respuesta. Imaginaba que Jane no lo había pensado y estaría ahora luchando, quizás. No quería realmente tener una imagen mental de ello. Había sido una mala idea pensarlo.

Rayos.

Una explosión de llamas verde en la chimenea, hizo que su corazón se parara, lo primero que se le vino a la cabeza fue un cuerpo ensangrentado de la castaña. Pero a la vista, en cuanto llegó, fue una cabellera rubia, ojos grises y un rostro como piedra.

-Malfoy. 

~*~

Jane bajó las escaleras corriendo, su pecho subía y bajaba, estaba anciosa un tanto temerosa. Sabía por George que los terrenos de la mansión Perkis estaban cubiertos por un escudo de años de magia ancestral. Pero sabía que eso sólo lograría detenerlos por un momento. Al final del pasillo vio a su padre correr hacia ella. Robert Perkis tenía su varia en la mano y un rostro serio e indescifrable. Más atrás vió a su madre, sus pasos eran definidos y los bastantes firmes como para dar énfasis a lo que estaba dispuesta a hacer por su familia y su hogar

-Ellos se acercan, en cuanto la casa se vea amenzada no podremos aparecernos ni usar la red flú-Robert la observó un tanto asombrado-George me lo dijo.-se encogió de hombros restándole importancia.

-¡Choco, Mindy!-los dos elfos aparecieron de inmediato y luego de hacer una leve reverencia esperaron las órdenes de su ama-quiero que les avisen a los demás que cubran los al rededores, no están atacando. Si tiene la oportunidad maten a esos desgraciados-ambas criaturas asintieron con seriedad y desaparecieron en cuanto vieron que ya no eran necesarios.-¿Qué?-preguntó ante las mirada de su esposo y su hija-No dejaré que estos malditos destruyan algo por lo que tanto hemos luchado. ¿Qué esperamos?-Jane sonrió y miró a su padre que le guiñó el ojo.

Sí, quizás el futuro mostraba que no había esperanzas, pero cambiaría eso.

~*~

La noche estaba en su punto cúspide y no había nada más que le gustara que caminar entre las tinieblas sin temor ni miedo. Ella era el miedo, el terror, el cuento de horror en pijamadas de mocosos infelices. Una sonrisa de medio lado adornó su boca fina, levemente entre abierta, llena de satisfacción. Estaba sedienta y mientras más se adentraba a los terrenos Perkis, esta aumentaba a cada segundo.

Su capa negra ondeaba con la brisa y su cabello tapado por la capucha quedó liberado, con un movimiento de varita se sacó la máscara plateada. Sus ojos negros quedaron expuestos al brillo de la Luna llena, con un sentimiento sádico y obscuro. De repente aparecieron más personas y en cuanto se dio cuenta de sus presencias, eran veinte. Demasiados para algo que ella terminaría con una sola floritura de varita.  

-Usted decide.

-Ataquemos, imbécil.

~*~

 Rebecca tiró de su cuello para cubrirla con su cuerpo de una explosión, ni siquiera lo había visto venir cuando eso sucedió. Pero tanto como su madre su padre las había protegido con un escudo poderoso rodeándolos a los tres.

-¡Debemos salir de aquí! ¡Esto es una trampa segura!
 
Y sin duda era verdad
 
De repente más explosiones comenzaban a escucharse y la estructuras estaban cediendo poco a poco. Los Perkis corrieron hacia la salida principal protegiéndose  de los escombros para luego encontrarse con un pequeño batallón en sus jardines.
 
-Las ratas siempre salen primero en cuanto ven que el barco se hunde-se mofó Bellatrix con su sonrisa maquiavélica y retorcida.-¿Preparados para morir?

-¿Y tú, perra inmunda?-preguntó con cierta arrogancia, la matriarca de los Perkis. La risa de la pelinegra era aterradora, pero sus padres no estaban amedrantados por ella. 

-Oh, Becca. Siempre tan elocuente. Te recordaba un tanto más dispuesta en todo esto. Me decepcionas completamente
 
Jane no entendía a que se refería. Aunque no había visto a esa horrorosa bruja antes sus padres parecían conocer todo de ella. Más de lo que le hubiese gustado.

"-¡Avada Kedavra!-la bruja había pronunciado el imperdonable prácticamente sin un atisbo de compasión en su mirada. Jane vió en cámara lenta como el rayo verde le daba de lleno en el pecho a su madre mientras que uno rojo fue directo a la espalda de su padre. Su boca se secó y su corazón latió frenéticamente. Nuevamente, los ojos de esa desquiciada mujer quedaron encima de ella, con sabores dulces de satisfacción y victoria como brillo-Tú eres mía..."

-Jamás-murmuró volviendo en sí y atacando antes de que ninguno se lo esperara. Un Expelliarmus dió en Bellatrix mientras que un Bombarda en el pecho de uno de los mortifagos de atrás. Rodó por el suelo, esquivando dos hechizos y quedó de pie frente a otro de ellos. Escuchó detrás de ella a sus padres en una ardua lucha y una sonrisa se dibujó en sus labios.

-¿Qué esperas?-provocó éste y cuando iba a atacarlo sintió que algo se incrustaba en su espalda. Era inconfundible, podía reconocer el filo de una daga.

-Eres demasiado predecible, mocosa. Yo podría usar tus dones mucho mejor que tú-tenía la boca de esa loca en su oreja sisear como una maldita serpiente rastrera-es una pena que el Señor Obscuro los quiera para...-La mujer no pudo terminar lo que decía cuando su cuerpo fue literalmente pateado como una alimaña

-¡Deje a mi ama!-Choco había aparecido de la nada y había arremetido no sólo contra ella sino con otros tres que cautelosamente la rodeaban. De inmediato sintió sus manos sostenerla cuando sus rodillas se doblaron. Quería decir algo pero no podía, lentamente sentía que todo su cuerpo se adormecía.-Choco la llevará a un lugar seguro, Choco lo promete...

~*~

Rebecca peleaba con destreza contra Rabastan Lestrange. Sus estocadas eran severas, destructivas y peligrosas y su oponente a esas alturas lo sabía realmente. Sin poder evitarlo ante la última floritura de varita de la rubia quedó fuera de combate.

Más allá, se podía divisar a Robert que con presteza se había cargado cuatro Mortífagos casi sin esfuerzo y lo hubiera seguido asiendo si no fuera porque seis luces blancas comenzaron a rodearle. Sonrió con alivio.

-Esperamos no haber llegado tarde-la inconfundible cabellera castaña y revuelta de James Potter se materializó frente a él.

-Ya era hora.
 
~*~

Sentía frío, su cuerpo entumecido más no sentía dolor. Era una buena noticia, porque más allá de la fatiga no percibía. Escuchó unos murmurllos y pasos, y lentamente todo comenzó a aclararse.

-¿Cómo se encuentra?

-Luego de seis intentos con hechizos y encantamientos, y tres pociones distintas, pudimos cerrar la herida. Perdió mucha sangre, pero ahora está más que estable.-El Sanador la observaba con ojo crítico-Sea la maldición que la daga tenía, era sin duda magia negra y obscura muy antigua. Pero no era para provocar la muerte.
 
-¿No?-preguntó con cierto escepticismo Rebecca con el ceño fruncido-Joseph, sé que cuando alguien desquiciado te clava una daga por la espalda sin duda es para matar.

-Pues siento decirte tía Becca que no lo era. Estudié personalmente la maldición y era simplemente para adormecerla. Se la querían llevar viva, no muerta-Jane, arrugó el entrecejo ¿llevarsela, a dónde?
 
-Hablaremos después-dejó por zanjado la matriarca Perkis mirando a su hija-Robert quiere hablar contigo.-éste asintió y en cuanto le dió la espalda ésta lo miró con cautela.
 
Aún tenía tanto por averiguar que no sabía por donde empezar. Pero tenía prioridades, su pequeña.

~*~

Joseph metió sus manos en su pantalón verde lima y se acercó al hombre que miraba por la ventana con una sonrisa.

-Tío Robert-éste se giró para mirarlo. Lo vio más alto, más adulto pero en sus ojos seguía ese brillo característico de un Perkis. Le devolvió la sonrisa.

-Joseph.
 
-Aquí estoy, soy todo oídos-él asintió y lo guió hacia unos asientos alejados de la habitación de Jane.

-Tenías razón, Voldemort quiere a Jane. ¿Pero por qué? Su talento obviamente no son únicos.

-Claro que lo son, tío Robert. Yo he viajado a Rumania para encontrarme con el conde Lucian Von Carter, hace unas semanas.-contó, sus ojos habitualmente llenos de picardía estaban serios- Él obtuvo sus poderes debido a que su padre se los cedió antes de morir, así como su abuelo lo hizo con el suyo y sus ancestros desde más de doscientos años. El poder desaparece por setenta años si no son cedidos, hasta que nuevamente alguien nace con él, pero el proceso es lento y un tanto autodestructivo. El sistema neurológico debe adaptarse a la intromisión mágica que comienza a despertar y drenar su energía hasta dejar postrado al Mago o Bruja hasta que aprenda a controlarlo.-miró hacia la puerta de su prima más pequeña- Jane, ya es una usuaria confiable y a aprendido a dividir su energía mágica para no decaer cuando lo usa. Voldemort sabe esto y quiere obligarla a que le ceda sus poderes de alguna u otra forma. Por eso fueron por ella y no será la primera ni la última vez que lo hagan.
 
-Es más complejo de lo que creí.

-Y eso no es todo-pasó sus manos por su rostro y suspiró-Jane aún es una niña, si cede sus poderes a temprana edad, ella...ella morirá.

 

Mi Amiga es Una Mortífaga

Capítulo 12- ¿Qué está pasando?

Altais  Harper tenía un grave problema, Jane lo veía en sus atormentados ojos miel. Estaba en un dilema, en una encrucijada que Clara parecía estar ignorando. No se sentía cómoda, a pesar de que la había deslumbrado. Sin embargo, luego de estar casi tres horas junto a él, descubrió que existía algo en él que no le gustaba para nada. 

El poder recién adquirido le enviaba flashes del futuro que no comprendía, la alertaban ¿De qué? ¿ De quién? ¿Por qué? o ¿Para quién? lo miró fijamente, mientras escuchaban a la rubia parlotear. Sí, definitivamente algo no estaba bien. 

Observó como desaparecía por el pasillo rumbo a la salida con la excusa más barata que jamás escuchó en toda su vida.

~*~

Su risa era sutil, no podía evitarlo, y aunque la mayor parte Jane era vista como una rebelde repudia tradiciones, era lo que todos esperaban de ella. Una dama.

Sus temas de conversación eran agradables, prudentes y muy acorde a lo protocolar. Té, pastelillos, elfos domésticos siguiendo sus órdenes. A pesar de su atuendo desaliñado, una remera de las Arpías, pantalones de cuero ajustados y zapatillas muggle, regalo de Ronda de navidad, daba por acabado su estilo liberal.

-¿Me dirás por qué me has invitado a venir?-Clara no era estúpida, ser invitada a tomar té y hablar banalidades se le daba perfectamente, pero se trataba de Jane.  Todo tenía un fin. Sobre todo conociéndola tres largos años. Vamos, si hasta habían compartido castigos.

-Sólo intento ser civilizada contigo-la rubia rodó los ojos mientras tomaba un sorbo de su té de hierbas africanas. Altais había salido de allí con urgencia, sudoroso y un tanto nervioso. Clara lo conocía, bajo esas capas de seriedad existía un muchacho frágil emocionalmente, pero demasiado duro para admitirlo. Y aunque no pidió explicaciones, después de haberle dicho pobremente que debía resolver algunos asuntos importantes, se había retirado prometiendo ir por ella más tarde. Demasiado extraño, pero no lo mencionó.

-Ya, dilo.-dijo para salir de su propio estupor.-pareces haber descubierto algo increíble.

-más bien terrible.-objetó con un gesto de desagrado que los Malfoy habrían envidiado-me atacaron con  un Confundus-Clara escupió el té a un costado faltando a mil y un código del manual de modales- y sin éxito trataron de modificar mi memoria con un Obliviate, cabe destacar.

-Imagino que no funcionó debido al terrible golpe que recibiste en la cabeza-reflexionó Clara limpiándose con la servilleta que la castaña le había tendido- haciendo que el hechizo de alguna forma no funcionara.

-Margaret Perkis investigaba esto hace 100 años-comentó Jane con seriedad-tenía una hermana menor que repelía todo tipo de hechizos desmemorizantes. Mi abuelo cree que tengo la misma habilidad. Sin embargo, como fue la primera vez sólo olvidé por menos de veinticuatro horas, cuando el ataque comenzó lo recordé-su voz flaqueó-todo...

-¿Y quién crees que fue?

-Temo que eso aún no lo comprendo, aunque de tanto pensarlo, creo que no sólo puedo ver el futuro si no pequeños momentos del pasado, mí pasado.-Clara asintió y esperó lo que ella quería escuchar- fue Nott, él lo hizo.

~*~

Susan pocas veces se tomaba el tiempo de pensar. Lo creía un detonante para su inestabilidad emocional. Siempre entre el límite de lo bueno y lo malo. 

Miró su brazo, la calavera y la serpiente, moviéndose como si estuviera realmente viva. Era asqueroso; de repente las puertas se abrieron estrepitosamente, con obvia señales de ser una gran entrada. Un hombre de cabello negro, en un estado jovial, ojos obscuros, bajo un atuendo negro y elegante, caminó de manera grácil. Era como si no tocara el suelo, era  aterrador. Voldemort, era horripilante, bello, pero escalofriante.

La maldad pura...

-Estoy decepcionado-su voz le dio escalofríos, era como el siseo de una serpiente-Eran niños, presas fáciles. Recuerdo haberlos escuchado reír. Tan confiados...-chasqueó la lengua negando con la cabeza.-debería matarlos-murmuró sentándose en la punta de la larga mesa donde los mortífagos mantenían las miradas al suelo, menos Susan.-pero aún me son útiles, para mi más grande desgracia.

Susan rodó los ojos, tenía que salir de allí. Pero cuando su cabeza comenzó a formular millones de estrategias posibles para desaparecer se quedó allí, helada. Era como si un Petrificus le hubiera dado de lleno en el pecho.
-Tenemos todo preparado Mi Señor, Jane Perkis a estado en su casa desde hace dos semanas. Sólo esperamos sus órdenes.-Voldemort sonrió. Bellatrix jamás le fallaba. Maldita bruja asquerosa.

-Esa es una buena noticia. Has lo que sea necesario, quiero a esa mocosa aquí, lo antes posible, si puedes-la bruja se relamió los dientes con su viperina lengua. Era tan desagradable.

-Sí, Mi Señor-siseó bajando la mirada con una sonrisa desquiciada. Draco Malfoy desde el otro lado la miró fijamente. Estaba preocupado, aterrado más bien. Jamás le preguntó a Jane que tenían entre ellos. Un Malfoy preocupado por alguien era más bien impensable. No apartó su mirada, quería transmitirle que estaba con  él  en lo que sea que planearan. En lo que sea.

~*~

Jane despidió a Clara por la red flu, su hermano no llegó a la hora estipulada y eso sólo la preocupó. Algo malo estaba sucediendo y a pesar de que no se lo dijo, en sus ojos azules transmitieron lo que realmente sentía. Miedo.

Suspiró, estuvo preocupada durante la cena. Moviendo sus vegetales con algo de asco. Se había retirado en cuanto reparó que sus padres habían terminado y se dirigió en silencio hacia su habitación. George la recibió con una mirada perspicaz.

-¿Todo en orden?

-Eso espero-murmuró, iba a sentarse cuando escuchó un golpeteo en la ventana. Era el pico de una hermosa lechuza negra repiquetear en el cristal.-rayos-susurró.

-¿Qué está pasando?

-¡Avisa a mis padres!-¡Merlín, te juro que le haré caso a mi madre si me sacas de esto!-¡Nos atacan!-su voz se deformó y sus ojos se volvieron blacos, profecías, malditas profecias, George salió del cuadro y Jane en trance sacó su varita de su bolsillo.

Él una luz.

Una luz, más allá, un poco lejos. Dulce, con un aroma a tabaco y Axe Marine, un tanto extraño, una combinación rara, pero no muy difícil de olvidar. Llena de alegrías, una sonrisa contagiosa, un tanto gangosa, irremediablemente entrañable.

Una mirada, llena de anhelos, de sueños, brillosos de emoción. De mil y un secretos. Colmado de un amor incondicional, de un cariño desbordante, de una honestidad irrefutable.

Un carácter fuerte, de hierro, sensible, único. El carácter de un hombre de honor, conocedor de lo bueno, lo malo y de lo maravilloso.

Es una luz, brillante, incandescente. Notoria y no ausente. Presente, firme, llena de historias, llena de deseos en lo más alto del firmamento. Brilla orgullosa en lo más alto, alumbrando el camino ya transitado, el camino preparado para los nuevos viajeros, extranjeros de la experiencia.

Brilla, incansablemente, brilla permanentemente. Brilla.

Simplemente, brilla...

~*~

Dedicado con gran amor para mi querido padre Hugo Díaz, el hombre que me dio la vida, que me cuidó y aconsejó. Él es mi héroe, no fue Iron Man, a pesar de haber sido un gran hombre de hierro, ni Hulk ni el Capitán América, ni ningún otro súperhéroe sacado de una historieta. Él no era una fantasía, él era, fue y es real. Y me lo prestó Dios para sentirlo, amarlo y consentirlo por un largo tiempo. Pero el señor lo quería de vuelta, y uno no puede negarse a ello.

Ahora está dando su eterno paseo...
Como a él tanto le gustaba, sólo disfrutar de nuevas grandes aventuras.

Te amo. Te amamos. Y sé que tú nos amaste como a nadie. No hay más palabras que escribir, yo sé que ya lo sabías, cada minúscula parte de mi corazón.

Tu hija, alias "Pelita Pitín" tu hijo "Nene" y tu querida esposa "Tronchi" una gran compañera.

Sólo queda seguir adelante y con fuerzas renovadas. "Diga el débil ¡Fuerte soy!"

Mi Amiga es una Mortífaga

Capítulo11- El misterioso Señor Harper.

Calló de rodillas a medio camino de su huida. Una serie de imágenes nublaba su visión, una tras otras sin cesar.

"-No debes negarte a lo que te corresponde, Mi señor no será tolerable por siempre-Susan gruñía de enojo mientras intentaba zafarse del fuerte agarre de los tipos que la sostenían.

-Tu maldito señor no conseguirá nada de mí ni de mi familia, así que matenme, no le temo a la muerte.-la risa de los mortífagos la llenaron de repugnancia y lo demostró claramente con su mueca de asco.

-Está claro que no, pero llevas una marca que no se borra y la llevarás hasta tu muerte-Susan levantó su mirada y le sonrió con sorna, sin duda se enfrentaría a la muerte-¡Avada Kedavra!"

-¡No!-exclamó Jane, su frente estaba perlada de sudor, esos pequeños encuentros con el futuro eran irremediablemente dolorosos, que le costaba toda su energía del cuerpo.

Se colocó de pie a duras penas y corrió hacia donde se suponía que todo estaba sucediendo y no estaba muy lejos. La casa de los Gritos.

Clara era ayudada por Albert, sorteando los árboles camino al castillo cuando vieron a Jane correr por el sendero que daba a la aterradora construcción. La rubia se soltó de inmediato del agarre del pelinegro y con algo de dificultad salió disparada hacia Perkis.

-¡Espera Harper!

-¡Jane debe saber donde está Susan!-gritó. Llegó hasta los alambres mal puesto que tenían carteles de no pasar y de peligro que Clara no le dio importancia, los sobrepasó y con el pie a la rastra y su varita en la mano siguió los pasos de su amiga.

-Vayan hacia el castillo, los alcanzaremos-les dijo a sus compañeros, los cuales asintieron y siguieron el caminos no antes de susurrar un "Cuídate", pero de todos los que se habían ido quedaron sólo dos personas, Harry Potter y Ronald Weasley.

-Te acompañaremos-miró hacia atrás con cierta preocupación quizás necesitaría ayuda, volvió su mirada hacia ellos y asintió.

~*~

-¡Avada Kedavra!-Jane pateó la puerta desvencijada y se tiró sobre Susan quitándola del medio, el imperdonable dio de lleno en el pecho de uno de los mortífagos que estaba detrás de su amiga.-¡Maldita!-Jane se giró quedando boca arriba y apuntó a este con su varita.

-¡Bombarda Máxima!-el brazo que sostenía la varita del mortífago se hizo añicos dejando al enemigo completamente en shock.

-¡Desmaius!-Jane y Susan miraron hacia la puerta donde el cabello dorado y sucio de Clara se revolvía con fiereza hacia el mortífago restante, éste salió volando chocando contra la pared vieja y mohosa y con otra floritura de varita lo ató con un Incarcerous.-¿Están bien?-ambas asintieron y Jane se colocó de pie, caminó hacia el mutilado enemigo y lo apuntó amenazante con su varita.

-¿Quién eres?

-Amycus Carrow-masculló con dificultad, había sangre a su alrededor y dudaba que pudiera sobrevivir, sin embargo antes de que ninguno pudiera premeditarlo, con su mano sana tomó su varita y desapareció en vuelto en una nube negra.

-¿C-Cómo supiste que estaba aquí?-preguntó Wile sacudiéndose el polvo, Jane le tendió la varita iba a responderle cuando escucharon el crujido de tablas y las tres apuntaron por instinto hacia la puerta. Pero por ella aparecieron los chicos. Suspiraron con alivio.

Salieron de la casa de los gritos por un túnel que curiosamente Harry conocía, hasta los terrenos de Hogwarts, Albert llevaba levitando al mortifago inmóvil, nadie decía nada. ¿Qué podían decir? nada de eso debió pasar pero había pasado. Susan y Jane ayudaban a Clara a caminar y el pelirrojo iba detrás de ella con su varita. A pesar de que no podían escuchar si la batalla seguía o no, no podían confiarse.

Se dirigieron hacia la enfermería y se encontraron con una desgarradora imagen, cuerpos inmóviles y sin vida, heridos y en shock. Pomfrey era ayudada por alumnos de los últimos cursos mientras esperaban que los de San Mungo aparecieran. Las puertas estaban custodiadas por Aurores, pero ni aún así podían sentirse completamente seguros.

Todo era su culpa.

~*~

-Perkis-Potter se acercó a Jane, ésta estaba sentada afuera del castillo mirando a la nada, no la culpaba después de todo habían motivos por el cual preocuparse. Se sentó a su lado y le tendió un cadena con un objeto pequeño y dorado- ten, Dumbledore le dio esto a Hermione para ti-lo miró con un gesto consternado.

-¿Qué es?-preguntó sosteniéndolo con sus manos. Parecía tan frágil que temía que se rompiera.

-Es un Giratiempo, sólo puedes retroceder un par de horas, pero a veces es muy útil cuando no hay otra cosa que hacer. Sé lo que piensas, pero no funcionará de esa forma eramos muchos y no puedes salvar a todos.-Jane lo miró con tristeza.

-Yo sabía que esto pasaría. -dijo de repente, sin importarle lo brusca que hubiese sonado-Lo supe siempre y no dije nada.

-Así debían pasar las cosas-respondió éste, poco se le daba reconfortar a otros. Pero ella negó con un gesto atormentado.

-Daniel perdió a su novia en la batalla, Potter. Si yo no hubiese sido tan estúpida habría hecho algo. Y Malfoy, él...

-¿Malfoy?

-Sí, bueno, él me lo dijo.-añadió en un murmullo-Sus motivos eran buenos pero yo no hice nada al respecto. Fue muy estúpido de mi parte ¿Por qué no lo hice?-Harry miró sus manos y luego al cielo. Hermione era la que razonaba, la que sabía como resolver esos acertijos de la vida, no él. Ahora ella estaba postrada en una cama esperando a ser llevada a San Mungo. No culpaba a nadie, pero podría haberse evitado.

-Quizás las cosas no funcionen así.-insistió, más para sí mismo que para la Hufflepuff- Guárdalo y úsalo cuando sea necesario-se puso de pie y caminó hacia la puerta, pero antes de desaparecer volvió su mirada esmeralda hacia Jane-Dumbledore me dijo un día, que las cosas que debían suceder tenían un rumbo indestructible, fijo. Aún si hubieses dicho algo, tal vez no habría servido de nada y las cosas hubieran sido peor, tú, yo y todos nuestros amigos estaríamos muertos.-tomó aire y miró hacia el frente- El futuro es lo único que se puede cambiar. Cuídate-añadió y se fue lentamente de nuevo hacia la enfermería, Ron estaba ahí junto a su amiga, quizás acompañado con algunos de sus otros hermanos. No podría asegurarlo.

~*~

No importaba cuanto se hubieran resistido, Dumbledore había cerrado temporalmente el colegio de Magia y Hechicería, una noticia que estuvo surcando cada página y ejemplar del El Profeta en conjunto con el ataque a Hogsmeade y de algunos diarios de todo el mundo que obtuvieron el permiso para divulgarlo. Era la primera vez que todo eso sucedía, la primera vez que los mortífagos atacaban sin medir las consecuencias.

Cuando Jane regresó a casa, Rebecca la había envuelto en un abrazo. Su madre había estado preocupada por ella y era tan extraño como ver a Clara comiendo sólo vegetales. Tenía un raspón en la cara y una ceja cortada que se había negado a curar con magia, quizás su lado rebelde no se permitía borrar algo que se merecía.

-Estoy bien, mamá.

-Estuvimos tan preocupados por ti-Jane frunció las cejas al escuchar eso. Sus ojos marrones miraron a Robert con suspicacia, pero aún así se dirigió a él y lo envolvió en un abrazo. Necesitaba realmente sentirse contenida, porque no importaba cuanto había intentado olvidar todo, cada imagen estaba impresa en su memoria.

-Ve a descansar, mandaré a Choco para que te despierte a la hora de la cena-le murmuró éste guiñándole el ojo y ella asintió, pasando su brazo para quitar algunas traicioneras lágrimas que no supo cuando salieron.

Ese día no habían reclamos, ni gritos de reproches. Los anhelaba, porque todo ese silencio sólo era evidencia de lo mal que lo había pasado. Se dirigió hacia su habitación, la mansión Perkis tenía años, quizás más de lo que podía recordar, la mayoría tejones, buenos magos, increíbles brujas. Conocía todo de ellos, o al menos eso creía. Después de todo, su madre se había encargado que no solo supiera de ellos si no de su otra despreciable parte de la familia; genes que obviamente no tenía.

Cuando subió las escaleras se encontró con el cuadro de su abuelo paterno, George Perkis. Pocas veces le había tomado atención y nada pasaba más que un cordial saludo.

Pero ese día el Señor Perkis llamó su atención.

-Buenos días, Jane.-dijo éste, George estaba sentado en una silla, mantenía sus piernas cruzadas, con una mirada jovial y desinteresada, anormal dado que era un tipo más bien "duro". Y era la primera vez que le llamaba "Jane".

-Abuelo-éste rodó los ojos, sabía entender perfectamente el doble sentido de su nieta, aparte de ser la única en no llamarlo "Señor". Jane no lo había conocido en persona, había muerto mucho antes de que ella naciera y lo veía como algo estúpido tenerle respeto a una pintura. Y eso se lo había dejado en claro cuando se lo reclamó.

-Escuché sobre el ataque, no es muy difícil aquí de hecho, tu madre estaba histérica-lo miró con mofa y se cruzó de brazos.

-Que tierno ¿eso es todo? realmente estoy cansada, abuelo-iba a irse pero la detuvo nuevamente. Se había puesto de pie, su cabello marrón estaba levemente despeinado y sus ojos marrones la miraban fijamente.

-¿Quieres escuchar? no hace daño, niña-volvió a tomar asiento y suspiró-pídele a tu padre que lleve mi cuadro a tu habitación, lo que suceda allí dentro se quedará allí. Los secretos de la familia pocas veces son rebelados y deseo que tú los sepas, todos si es posible.-la castaña comenzó a reírse y levantó una mano para tomarse un minuto.-¿terminaste?

-lo siento-se rió y se sacó una lágrima inexistente-no hablarás en serio, ¿Por qué yo? Jack es la promesa de la familia, él se lo merece.

-No seas tonta, niña. Jack me tenía respeto es cierto, un buen muchacho, inteligente-Jane rodó los ojos y se apoyó en la baranda de la escalera.-pero no es el indicado.

-bien-respondió seriamente reincorporándose. Metió sus manos en el bolsillo de su tapado negro y se encaminó hacia su habitación.

-¡Espera!-pero Jane no se detuvo esta vez. El viejo suspiró, las actitudes de esa niña lograba colmarlo. Miró hacia todos lados y salió de su cuadro.

~*~

Robert estaba en su despacho, con una mano en su barbilla, pensamientos volátiles e intensos rondando por su cabeza, un rostro serio. Así lo había encontrado George. El único aparte de Jane que sabía lo que era. No había sido quizás un buen padre para él, los pocos recuerdos que tenía de su yo vivo eran un tanto borrosos, como si nunca en realidad hubiera sido de su gran interés, sin embargo, su esposa le había pedido que todo quedara para él. Carraspeó, intentando llamar su atención, esperó pacientemente hasta encontrarse con su mirada azul.

-Padre-susurró éste y se colocó de pie, sorteó varias pilas de libros y se acercó con tranquilidad al cuadro colgado en la pared encima de la chimenea-bienvenido.

-¿Cómo estás, hijo?-éste suspiró y negó con la cabeza, caminó hacia un pequeño sillón y se dejó caer.

-no sabría responderte, padre, he consultado los libros que me has dicho pero no hay nada. Dumbledore dijo que Jane tenía pequeños lapsus en la que su mente viaja por el futuro, a veces períodos largos. La mayor parte acertadas. No es un don de adivinación, es mucho más complejo.

-Pero dijiste que ella hizo una predicción.-sí, lo había hecho, pero no tenía explicación.-bueno, al menos espero que sirva de algo.

-Salvó nuestras vidas, pudimos sacar a Remus Lupin de esa sala, nadie salió herido.-contó con gran alivio, pero de repente sus ojos se obscurecieron más de lo normal- El Ministerio ya no es de fiar.

-Jamás lo fue.

~*~

-Camina. Jane no todos los días deja de ser tacaña-el muchacho rodó los ojos, había estado obligado acompañar a Clara a la residencia Perkis, por seguridad y deber, luego de una semana desde el incidente.

Había escuchado de ellos, más de lo que le hubiese gustado. La rubia se había encargado de ello y si algo sabia de ella era que sin duda adoraba hablar de los Perkis y de sus trastornadas amigas. Y sin importar el peligro que asolaba ahora al mundo mágico no fue suficiente para detenerla o detenerlas.

Ahora se encontraba allí, atorado por completo en un encuentro del que ni siquiera fue invitado siendo tirado por Clara como si fuese un animalillo con deseos de irse a su hueco obscuro, del cual no le era indiferente.

Un elfo los estaba guiando hacia una sala, donde aseguraba que su ama los encontraría allí en cuanto bajara. No pudo pasar por alto la elegante decoración, demasiado simple pero con un encanto que no lograba descifrar. ¿Calidez, Quizás? Habían muchos cuadros, todos los saludaban con cordialidad, algunos ni siquiera los miraba, otros estaban enfrascados en discusiones que al parecer a nadie les importaba.

-¡Harper!-la rubia lo soltó y miró hacia atrás, golpeándolo de paso con su melena rubia como la yegua que tenía de mascota. Tan vulgar como siempre.

-¡Perkis!-Ya la había visto, había salido en el diario El Profeta fomentando un rumor sobre ser la promesa de las Arpías, siguiendo los pasos de su tía abuela y ahora el de su hermano en Puddlemere United como una talentosa cazadora, allí fue donde vio su rostro, con un gesto aniñado un tanto pícaro. No le había parecida hermosa en ese momento y había perdido todo interés. Pero verla allí, tan simple y normal abrazando a Clara como si la vida se le fuese en ello, lo dejó helado.-...él es Altais-Jane lo miró con curiosidad-mi hermano mayor.

-bromeas ¿verdad?-dijo quitando su mirada de él para fijarla en ella-¿y cuándo me lo ibas a decir?

-no le gusta mencionarlo y a mi recordarlo-le susurró. Ambas rieron y luego se giraron hacia él, eso lo incomodó por completo. Se sentía como un maldito bicho raro siendo analizado por dos completas desquiciadas. Pero Jane terminó por sonreír, una bella sonrisa cabía destacar, obviamente sólo para él.

"Que maldito cursi"

-Un placer, misterioso Señor Harper-le tendió una mano- imagino que ser hermano de este raro espécimen, es realmente un dolor de cabeza.

-¡Oye!-se quejó la rubia.

-No sabe cuanta razón tiene-tomó su mano y la giró, Jane lo miró con desconcierto, hasta el mismo se miraría así con lo que estaba apunto de hacer- Señorita Perkis.-añadió inclinándose para besar el dorso de la misma con suma elegancia.

Canuto


 

Capítulo 4

Estaba a un día de navidad. La celebración se llevaría a cabo en casa de James, y Sirius no podía estar más feliz por ello. Tanto que no había dormido y se paseaba por toda la casa como un cachorro, llevando de un lado a otro a la pequeña Sam en su lomo. Pero eso sólo logró dejarlo exhausto y había terminado por sucumbir a un profundo sueño.

Elizabeth ya estaba convencida que él no le haría caso en nada si le exigiera que dejara de ser el pulgoso de Canuto o que no se echara sobre su alfombra de lino, que no desarmara los rollos de papel higiénicos. Así que simplemente, resignada, durmió con él, en forma de perro, toda la siesta. No había nada más perturbador que eso.

~*~

-Sirius-éste estaba panza para arriba moviendo su cola entre sueños. Su lengua estaba afuera y la cabeza literalmente colgando de la cama. Se veía tan adorable-¡Sirius!-un golpe seco y un lastimoso lloriqueo sacó al pulgoso del sueño profundo.-Ya no seas llorica, mi madre me ha invitado a tomar té, me llevaré a Samy-Éste asintió, era un perrito negro tan tierno, pero la ex Hufflepuff no lo iba admitir tan a la ligera. ¿A quién engañaba? Lo agarró desprevenido y lo acurrucó con fuerzas contra su pecho-¿por qué eres malditamente adorable Black?-pero en cuanto sintió que éste comenzaba a transformarse lo soltó como un costal de mierda.

-Rayos mujer, te denunciarán por matar a tu esposo por exceso de amor-estaba sentado en el suelo como llegó al mundo, ya sin ese pelaje que, a veces, cuando se bañaba era suave. Sin sus ojitos de cachorrito bueno, sin ese hocico, aunque, no, eso permanecía.

-vístete, perro rastrero.

-A veces pienso que te gusto más como perro que como humano-ésta sonrió mientras buscaba lo que había venido a buscar.

-De ninguna de las dos maneras eres obediente, amor ¿cuál es la diferencia? además creo recordar que tuvimos a Sam como dos humanos normales.

-Eso es lo que tú quieres creer-estaba apoyado en el umbral del closet con la sábana rodeando su cintura y una sonrisa pícara. Un zapato salió volando en respuesta, el que gracias a Merlín, había esquivado por sus aún buenos y mejorados reflejos, "Quidditch y Sam" cabía destacar.-entonces tu madre te invitó a tomar té-ella asintió con el abrigo de Samanta en las manos y el suyo-eso significa...

-noche de chicos-susurró ésta dándole un beso en la mejilla.

-¿sólo en la mejilla?

-Si la ancestral casa de los Black sigue en pie para cuando regresemos-lo miró con coqueta altanería- te daré el resto-añadió pasando su lengua por sus labios y dándole una palmada en la mejilla, con menos suavidad de lo que hubiera esperado.-comportense.

-¡Jamás, cariño!

 ~*~

Sobó sus manos con cierta anhelación, ya casi no tenía tiempo para cosas de chicos, aún si sonaba tan... "suavecito" por lo que su sonrisa ya no se borraba con nada. Con un atuendo completamente negro, reluciente y elegante se encaminó a la casa de los Potter. Las llamas verdes lo envolvieron y lo succionaron dejándolo segundos después en una bonita chimenea frente a unos Gryffindorianos sillones y juguetes, que sin querer pisó, desperdigados por todo el suelo.

-Ese Harry, todo un rebelde-dijo orgulloso-¡Cornamenta, compadre!-de la cocina salió una asustada pelirroja, susto que pasó de desconcierto a uno de puro enojo.

-¡¿Es que no sabes avisar maldito lunático?!

-correción Lily querida, soy canuto, tanto años conociéndonos ¿y ya no nos distingues?-ésta rodó los ojos y se cruzó de brazos.-¿Dónde está, Cornamenta?

-¿Qué está sucediendo aquí?-su amigo apareció a mitad de las escaleras con un pequeño Harry enjabonado hasta los pies jugando con un pequeño patito de hule en sus manos.-Ah, Canuto, eres tú.

-¿"Ah, Canuto, eres tú"? ¡Que le has hecho pelirroja!

-¿qué? ¡de qué rayos estás hablando, estúpido!

-Mandilón me lo han hecho, ven aquí pequeño, papá Canuto arreglarás las cosas.-pero éste negaba, pasando su mano por sucuello a modo de aviso de una muert prometida.

-Te mataré-Sirius quedó petrificado con las manos en el rostro y una pierna cubriendo sus partes mientras que Lily quedó con sus dos manos en forma de garras y una mirada completamente desquiciada. James los había petrificado cuando Harry había tomado la ventaja de escurrírsele de las manos copletamente desnudo, miró hacia atrás y escuchó el chapuzón en el baño y una risita traviesa, suspiró ¿Tenía que arreglar todo siempre él?

-¿se van a calmar?-ninguno dijo nada, obviamente, pero lo tomó como un sí.

-Él/ Ella empezó-éste rió suavecito y chasqueó la lengua a modo de desaprobación.-¡Dile algo!

-Pueden seguir así toda la tarde y no lograremos avances.

-¡Cierra la boca!

-ya, ¿qué querías, Sirius? estaba en algo importante antes de que llegaras.

-¿Bañando a Harry?

-si bañando a... ¡No! Digo... ¿qué quieres?

-Nada, amigo, sólo quería decirte que es noche de amigos-La pelirroja bufó y miró con advertencia a James.

-Lo siento amigo-palmeó su hombro-n-no p-puedo-como le costaba decir que no a una noche ¡Una maldita noche! de amigos, pero estaba atorado-prometí que esta vez acompañaría a Lily al cumpleaños de los Dursley.

-Vaya, que mal por ti, mis condolencias.

-¡Ya vete de aquí patoso!

-¿Estás seguro que le das la atención requerida?

-Canuto, cierra el hocico-masculló James. Quiso atraparlo para darle un coscorrón pero el muy maldito se había lanzado de cabeza hacia la chimenea.-Merlín me ayude...-en cuanto escuchó el grito de su amada llamarlo.

~*~

-¡Lunático, Lunático, querido!-canturreó con sus brazos abiertos de par en par en la puerta del humilde hogar de su mejor amigo.

-Lo lamente Sirius pero hoy no puedo.-éste quitó su sonrisa y bajó sus brazos de golpe. ¡Pero ni siquiera había dicho una palabra!

-¡¿Pero qué rayos sucede con ustedes?! ¡¿Qué pasó con nuestros días de gloria?!-Remus rodó los ojos y rascó el puente de su nariz, estaba llamando la atención de sus vecinos y si algo le molestaba de verdad, era tener sus narices sobre él.

-Terminaron. Dumbledore me ha dado un trabajo y estoy preparando las clases para el próximo mes.

-oh, el abuelo chiflado no está contribuyendo con nuestra diversión. Ya le he perdido respeto.

-Eres un exagerado, pero claro eso ya lo sabías, buena suerte-le cerró la puerta en la cara.

-Maldito Lunático-mascullaba antes de aparecerse en la casa de Peter, al menos esperaba que la ratita estuviera disponible, porque sería el maldito colmo de su maldita noche de amigos. Y así fue en cuanto se encontró con su regordeta madre, la amable señora Pettigrew. Al menos había recibido algunas galletas compensación.

~*~

Aburrido más que en toda su puta vida esperó a que se hicieran las siete, sentado en el sillón frente al reloj que no dejaba de marcar cada minuto, cada segundo, cada milésima del maldito tiempo, renegando y mascullando más malas palabras de lo que alguna vez pudo mencionar en toda su corta vida. Cansado de ellos subió las escaleras, sin importarle si por cada paso de troll que daba, despertaba a la bruja de su madre. Inconscientemente llegó a una habitación que juró y perjuró jamás pisar, pero el aburrimiento y la traición de sus mejores amigos lo obligó entrar.

"Regulus, Arturucs Black"

Las cosas seguían allí, con un hechizo de permanencia que lo había enrabiado más de una vez. Si algo deseaba con tanto fervor, era deshacerse de la esencia de aquel hermano que había tomado malos pasos cuando bien pudo sin esfuerzo seguir al lado correcto. ¿Qué sería de él en esos momentos? Dumbledore le había dicho que seguía con vida ¿Pero él estaba interesado realmente en saber su paradero? casado, con una hermosa familia a su lado, no sabía que pensar. En un pasado lo había odiado, sin embargo ya no sabía si seguía sintiéndolo con la misma intensidad.

-Niño estúpido.-susurró suspiró con nostalgia, recordando inevitablemente buenos tiempos; y salió de allí, después de todo sólo había dado un paso, un gran paso.

-¡Ya volvimos!-y mi recompenza, se dijo éste con picardía. Que rápido olvidaba una traición.

Mi Mundo


Mi Amiga es una Mortífaga

Capítulo 10- La forma de un picaflor.


Hay ciertas cosas en la vida que no tienen explicación, destinos, hechos que cambian tu perspectiva completamente. Sucesos que debían o no pasar, decisiones que estabas obligado a tomar. Elecciones y oportunidades que pocas veces teníamos el lujo de tener. Una vida entera, ahora con otro rumbo.

Jane miraba su reflejo en la ventana, su expresión era cansina con un deje de desolación. Se sentía sola, conocedora de una verdad irrefutable que tenía prohibido mencionar. Suspiró, aún se encontraba en la enfermería, la Señora Pomfrey no la había dejado irse en cuanto despertó y no había tenido más que quedarse. Ya no recordaba cuanto tiempo llevaba mirando por la ventana, ida, sumergida en su propio mundo. Oculta entre las sombras de la noche en una sala vacía.

Creía escuchar una voz, diciéndole que no había nada de qué preocuparse, que no había nada que temer. Pero sabía que no era más que su subconsciente tratando de mantener a flote todo aquello que conformaba su base de cosas importantes. Todo aquello que, aún, no estaba perdido.

Era irónico dado que no había sido más que ayer que nada le importaba. Era grosera, descuidada, distraída, al parecer, y meterse en problemas era por lo mucho lo poco que le importaba. Sin embargo no sabía que pensar en ese mismo instante, sólo que ahora tenía miedo. Mucho miedo...

-Deberías descansar-frunció levemente el ceño, reconocía esa voz perfectamente.

-¿Qué haces aquí?-escuchó el colchón hundirse a unos metros de ella y una risa suave.

-Tranquila, Perkis.-se giró en dirección a él, tenía el cabello rubio sin ese habitual engominado cubrirle, reluciente bajo el leve brillo de la luna. Tenia los ojos cerrados, las manos detrás de la cabeza y las piernas cruzadas.-Sé que soy irresistible, pero realmente me molesta que me miren de esa forma, pareces poseída-Jane gruñó y se dejó caer con lentitud sobre su camilla.

-Déjate de juegos, Serpiente. -Éste suspiró y se reincorporó, posó sus codos en las rodillas y entrelazó sus manos a la altura de sus ojos.

-Traigo un mensaje, para ti.

-Oh, que considerado. Un mensaje para mí, espero que no sea una tarjeta de Mejórate o una invitación para Hogsmeade, porque créeme, tengo demasiadas.-éste rodó los ojos.

-Es importante, quizás salves algunos de tus amiguitos sangre sucias, que sé que tienes-Jane se acostó, tenía un pequeño dolor de cabeza y el misterio que empleaba Malfoy la estaba poniendo aún más ansiosa o quizás sólo eran los efectos colaterales del golpe que le dio la Bludger en la cabeza.

-Ya, dilo.-susurró con cansancio. El rubio dudó un momento, abrió la boca y la cerró, vaciló y terminó por aclararse la garganta. No tenía opción, ya estaba ahí y no precisamente por voluntad propia.

-Habrá mortífagos en Hogsmeade. No sé si atacarán, ni cuantos serán, ni quienes son en particular-Jane se tensó y pasó saliva con dificultad.-pero sólo sé eso.

-¿Quién...quién te lo ha dicho?-Draco negó con suavidad. Tenía una expresión de desconcierto, estaba más pálido de lo normal, de esa forma se dio cuenta que había un pequeña vela encendida en la mesita de al lado.

-No tengo permitido decirlo. Aunque, si esto te hace sentir mejor, ni yo lo sé.-no, definitivamente eso no la hacía sentir mejor. Se reincorporó y quedó sentada frente a Malfoy.

-¿Qué dirá tu padre cuándo se entere que de alguna forma has ayudado al enemigo?-éste sonrió con pesar y miró hacia la pared.

-Él jamás lo entendería. Soy un Malfoy pero no soy él-Jane asintió, creyéndole cada una de sus palabras o al menos eso pensaba Draco, eso quería creer-¿puedo hacerte una pregunta?-ésta asintió, después de todo ya estaban ahí-¿Qué le  viste a ese idiota de Green?-la castaña comenzó a reír.

-Disculpa, es que-rió secando algunas lágrimas de la comisura de sus ojos-fue divertido.-Malfoy simplemente la miraba esperando una ecuestre respuesta y no tuvo más opción que contestar-Albert es perfecto para mi, eso es todo.-le sonrió con camaradería y palmeó su hombro-y tú eres como un hermano, lo lamento.

-Bueno, pudo ser peor-Jane rió un poco más antes de asentir- debo irme. Y, por favor patea el trasero de Gryffindor mañana-estaba por llegar a la puerta de la enfermería cuando se giró para verla- odio la mueca de suficiencia de Potter en el campo de Quidditch, maldito cararrajada-Jane sonrió despidiéndose de él agitando su mano. El partido era en ese momento lo que menos le importaba. Si Dumbledore tenía razón, si ella estaba en peligro por el don recién encontrado, debía hacer algo.

Se colocó de pie, en una silla estaban todas sus cosas, Clara le había llevado ropa limpia, dos cajas de ranas de chocolates y un coscorrón en el brazo por "insensata", Susan le había llevado grageas de todos los sabores y a pesar de no decir una palabra su presencia decía más que un "Mejórate". Cuando Pomfrey las vio las había sacado a patadas, pero al menos las había podido ver sólo cinco minutos. Albert se había mantenido en la puerta, como un buen Hufflepuff, pero su mirada fue suficiente.

Salió con sigilo, paso a paso, suaves y cautelosos. Cruzó la puerta con éxito, le sorprendía que la vieja enfermera no hubiera escuchado tremendo alboroto por parte de Malfoy y ella, pero no podía tentar a la suerte y salió de allí de la forma en que lo hubiera hecho un fantasma.

-Bien-se dijo asintiendo abrochándose la chaqueta hasta el cuello.
~*~

El partido estaba programado antes de la salida a Hogsmeade, Dumbledore había decidido hacerlo de esa manera para que los alumnos de la casa que ganara pudiera festejar como debía ser. El viejo estaba chiflado pero Jane le tenía un profundo cariño.

Se había adentrado al Gran Comedor, estaba abarrotado de alumnos completamente extasiados sobre todo la mesa de los leones, tenían mucha confianza en sí mismos. Que daba pena pinchar su burbuja de ensoñación. Buscó con la mirada la rubia cabeza de Clara entre las águilas, necesitaba hablar urgente con la Ravenclaw, pero al no dar con ella buscó a Susan.

La encontró con facilidad, en el mismo lugar de siempre no muy lejos ni cerca de la salida; estaba con el ceño fruncido en una discusión un poco acalorada, con un tipo al que reconoció como Nott, lo había visto un par de veces con Malfoy. Guapo, igual de idiota que todas las serpientes. 

-Jane, con que aquí estás-giró su rostro hacia la derecha encontrándose con un aliviado Albert, pero no pudo no estar pendiente en lo que pasaba en la mesa de las serpientes. Arrugó la nariz cuando vio que éste se ponía de pie al mismo tiempo que Wile-¿sucede algo?

-Parece que Susan tiene problemas-murmuró desviando la mirada.  Jane tomó la mano del pelinegro y lo arrastró hacia Susan, con el ajetreo todo pasaba por desapercibido.

~*~

-...¿te crees mejor que las demás? pues ve enterándote Wile, sólo eres una más.-masculló Nott tomándola del brazo con violencia. Sus ojos azules estaban obscurecidos, llenos de rabia y algo que Susan no estaba segura haber visto antes en él-

-¿Eso crees? ¡Suéltame!

-¿Susan, está todo en orden?-ésta pareció reaccionar, tenía sus ojos levemente llorosos de rabia o dolor Jane no podía asegurarlo. Se giró hacia a ellos, boqueó como un pez, no podía formular palabra, eso estaba claro.

-¿podemos ayudarte en algo?-siguió Albert mirando a Nott con seriedad.

-Ella no necesita ayuda de nadie, vuelvan por donde vinieron inútiles.

-No te atrevas a hablarle de esas maneras a mis amigos Nott o juro que...-la voz de Susan había salido estrangulada que no tuvo el énfasis que ella hubiese querido.

-¿qué?-Jane se colocó en el medio empujando a Susan hacia Albert en un modo de protección.

-No querrás saberlo, maldito desgraciado, asqueroso pusilánime.- El pelinegro retrocedió un paso al ver la varita en la mano de la Hufflepuff-créeme si veo una vez más que maltratas a mis amigos te arrepentirás.

-Creo que Nott ha entendido, Perkis.-el prefecto de Slytherin se había colocado de pie luego del espectáculo. Había esperado el momento justo para entrar en acción.

-Tú estás muerta, rata inmunda.-susurró el Slytherin antes de pasarlos por al lado y salir del comedor lo más rápido que podía. 

-¡no antes que tú!-había exclamado.-y tu, será mejor que controles a tus serpientes o no habrá próxima vez- Jane tomó del brazo a Wile y con Albert se la llevaron a la mesa de los tejones sin importarles lo que los demás pudiesen decir. Al rato llegó Clara, estaba algo agitada, con el cabello desordenado que habitualmente nunca tenía un pelo desparramado. No pidieron explicaciones al respecto. Jane la puso al corriente de los acontecimientos y tuvieron que sentarla para que no se le ocurriera hacer ninguna locura como muy bien pensaba hacer.-Tendremos nuestra venganza.-comentó Jane tomando un sorbo de zumo de calabaza, sus ojos estaban encima de la desgarrada silueta de Susan que no había probado bocado alguno.-te lo prometemos-ésta sacudió la cabeza y levantó la mirada, tenía un deje de tristeza en sus ojos obscuros. La primera vez que percibía algo más en ellos.

-Gracias.

~*~

-¡Los jugadores están saliendo de los vestidores y desde aquí podemos ver a Jane Perkis codo a codo con el guardián Albert Green! ¡Por cierto chicos, hacen linda pareja, no nos defrauden!-todos aplaudieron y silbaron riéndose de las ocurrencias de Lee Jordan- ¡Y que tenemos aquí, pero si es nada menos que Oliver Wood, el muchacho que se ha estado escondiendo de las muchachas en todo este mes! ¡Pillo!

-¡Señor Lee!

-Lo siento, lo siento ¡Harry Potter sale detrás del capitán! ¡Otro semental de los leones!-los gritos ensordecedores se extendía por el estadio completo donde los ojos de las cuatro casas estaban fijos en los tejones y en los leones-¡Aquí tenemos a Madame Hooch dándoles las  indicaciones necesarias a punto de tocar el silbato y dejar en libertar los balones!-el silbato fue escuchado y más gritos comenzaron a escucharse, canciones,  ruido de tambores y trompetas.
Jane tomó la Quafle mucho más rápido que Katie Bell y salió lo más rápido que su Saeta de Fuego le permitía, detrás le cubrían los golpeadores sorteando y deshaciéndose de los Gemelos Weasley.

-¡Perkis toma la Quafle y se dirige a los aros de Gryffindor a toda velocidad, Ronda cubre sus espaldas mientras Thomas Miller va por la Snitch dorada codo a codo con el grandísimo e inigualable Harry Potter!

-Me agrada este chico-opinó Sirius riéndose a carcajadas mientras Minerva no creía estar de acuerdo con él.

-¡Y Jane anota un tanto y Hufflepuff gana 10 a 0 a mucha honra!

-¡Mueve tu trasero Miller, agarra la maldita Snitch Dorada!-Clara estaba quedándose sin voz y Susan estaba segura que de seguir así no la escucharían por un buen tiempo.

-¡Gryffindor tiene la Quafle, se dirige velozmente hacia los aros de los tejones donde un muy bien concentrado Albert Green los espera!

-¿Esa es Jane?-la rubia se giró para responderle a quién sea que le preguntó por encima de los gritos a su alrededor pero al encontrarse con Malfoy se quedó helada.

-¡Aguarden un momento, ¿esto es real o es un sueño? Jane Perkis se acerca a gran velocidad hacia Katie ha sorteado a Fred ¿O es George? Como sea mi querida gente de Hogwarts, Jane Perkis logró cruzar todo el estadio a una velocidad increíble! ¡Por Merlín, me lleva el Barón Sanguinario!

-¡Jordan!

-¡Perkis le ha quitado la quafle a nuestra leona se la pasó a Daniel Riller. Hufflepuff toma ventaja y Miller está más cerca de tomar la Snitch!  ¡Por las barbas de Merlín y Dumbledore juntos! ¡¿Perderemos éste partido a mano de nuestros queridos tejones?!-el director se miró la barba con gran interés mientras McGonagall reprendía al divertido y carismático Lee Jordan.-¡Daniel acaba de anotar otro tanto y... esperen!- todos miraron hacia arriba-¡Thomas Miller ha atrapado la Snitch, repito, ha atrapado la Snitch! ¡Y Hufflepuff gana con 170 puntos, damas y caballeros!-todo el grupo amarillo explotó en vítores mientras los leones, aplaudían animados, había sido un buen partido, sin duda. 

~*~

-Se los digo, creí que no lo lograríamos.-opinó Ronda que caminaba al frente junto a Miller, el equipo y uno que otro alumno de Hufflepuff terminaban de formar la manada de tejones.

-Fue como si todos hubiéramos tomado Félix Felicis-comentó extasiado Daniel que iba colgado de su novia Stephanie, los chicos rieron alegremente. Jane iba hablando animadamente con Clara y Susan, tomada de la mano de Albert, que no pasó por alto para los amigos de éste último.Sin embargo no lograron decirle nada, en lo que parecía ser un buen día en Hogsmeade, se convirtió en un horrendo cuento de terror.

Una explosión, gritos de susto y dolor dejaron helados a todos. 

-¡Mortífagos!-algunos profesores comenzaron a proteger a los alumnos que estaban más cerca del ajetreo y ordenaron a los demás de regresar al castillo lo más rápido que pudieran.

-¡Debemos irnos Jane!-eran muchos, demasiado y no lograrían salir de allí como esperaban, los chicos que ya habían pasado las pruebas de aparición comenzaba a llevarse a los más pequeños a lugares más seguros. Los ojos marrones de Jane era como un espejo del horror.-¡Despierta!
-¡Expelliarmus!-exclamó haciendo un lado a Clara del frente y apuntó a un hombre vestido completamente de negro, usaban máscaras. no podían saber a que se enfrentaban. Albert enviaba hechizos a diestra y siniestra acompañado de los demás tejones mientras corrían hacia un lugar seguro-No podremos salir de aquí, son demasiados y estoy segura de que deben estar esperándonos en los límites del castillo. 
-Pero...-estaban detrás de los escombros de lo que alguna vez fue un comercio de cosas usadas. Susan estaba mirando con cautela hacia atrás donde se llevaba una batalla campal.

-tiene razón-dijo ésta apretando con furia su varita. De repente escucharon un estruendo mucho más fuerte que por un momento dejó en completo silencio el mismísimo caos.-¡Aurores!-exclamó, debían ser unos veinte, quizás más que habían comenzado a dar vuelta un resultado incomparable.

-Es nuestra oportunidad para salir de aquí.-comentó Albert con el rostro empapado de sudor. Jane asintió mientras respiraba con dificultad.
-No si yo lo impido primero.-Jane frunció el ceño y Susan abrió levemente la boca, ambas habían reconocido ese tono lúgubre. Wile negó con la cabeza mientras intentó adelantarse pero Perkis la detuvo con su brazo. Esa era la oportunidad perfecta para vengarse.

-Nott-masculló Perkis, más valiente de lo normal.

-¡Cruc..!
-¡Desmaius!-gritó Jane con fuerza, el cuerpo de Theodore Nott salió por el aire violentamente. Pero y cuando quiso cantar victoria notó algo más escalofriante-oh no-susurró mirando hacia el cielo-¡Dementores!-exclamó hacia sus amigos pero estos estaban enfrascado en un batalla con dos mortífagos el doble de grande que ellos.-maldición-murmuró, divisó a Ronda más lejos junto a un lloroso Daniel, no quería saber realmente porqué y un Dementor se les acercaba.-¡Expecto Pratronus!-era la primera vez que lo hacía. Un sin fin de recuerdos pasaron por su cabeza, felices, la mayoría eran felices y eso era todo lo que necesitaba. Un vapor plateado salió disparado de su varita formando a lo lejos un hermoso picaflor revoloteando con ligereza. Lo estampó contra el dementor que salió despavorido llevándose consigo otros dos que no dudaron en desaparecer.

-Jane...-susurró Ronda cuando la vio acercarse a ellos corriendo-gracias.-ésta asintió, miró hacia el frente un ciervo corría hacia los dementores impidiendo que se acercaran a los alumnos y pudo divisar el movimiento de varita de Harry Potter.

-llévalo hacia allá, debemos salir de aquí-ésta no objetó nada al respecto y como pudo levantó a Riller. Pero cuando iba ir detrás de ellos un dolor inexplicable recorrió su cuerpo entero como mil dagas encrustrándose en su piel.
-Eres una maldita bruja, pero imagino que eso ya lo sabías-Nott la tomó de los cabellos y levantó su rostro dejándolo muy cerca de su mejilla.-te dije que morirías ¿algo que decir, maldita rata?
-Vete a la mierda.-la soltó bruscamente y le apuntó con su varita.
-Tú lo has pedido-susurró éste-¡Avada Keda...!-Jane cerró sus ojos y apretó los dientes.
-¡Desmaius! -nuevamente Nott salió por los aires quedando tendido sobre el suelo, unas sogas recorrieron sus piernas hasta amarrarlo por completo-maldito-añadió. -se acercó a la castaña y le ayudó a reincorporarse con suavidad-¿Jane, te encuentras bien?-ésta levantó la mirada y se encontró con los ojos claros del hombre que le había salvado la vida.
-¿Papá?-éste le sonrió y acarició su rostro.
-¡Perkis!-éste miró hacia una muchacha de cabello rosa, parecía amable, hasta una sonrisa adornaba su rostro en forma de corazón- hemos sacado a la mayoría de los alumnos y residentes de aquí, Moody nos quiere en el frente-éste asintió y miró a su hija.
-vete, el camino hacia Hogwarts está libre.-Jane asintió y se colocó de pie con ayuda de Robert-ya tendremos tiempo para explicaciones, pero necesito que te pongas a salvo.-Jane suspiró e iba irse pero Robert la detuvo-y, mocos-sus ojos azules la miraron fijamente-te quiero...

Se sentía culpable, ella sabía que todo eso sucedería pero no había dicho ni una sola palabra, ¿por qué? ¿Qué había ganado de todo eso? Mientras corría podía divisar cuerpos, gente inocente y conocida que no fue capaz de salvar.

Nuevamente conjuró el picaflor y envió un mensaje a sus amigos, necesitaba ponerlos a salvo.


Limón y Canela: Cap 5 Simplemente Malfoy



Quizás Victorio no era el hombre que buscaban, luego de analizarlo y repasar todo lo que sabía de él llegó a la conclusión de que no era más que un sangre pura más. Pero no por eso no dejaba de estar en su lista negra de posibles sospechosos. Harry estaba desesperado, Ron completamente estresado y ella tenía el conjunto de ambos. Y los robos seguían.

 Era sábado, su día de descanso, de Potter, de Malfoy y de las malas vibras. Sin embargo, tenía un pendiente que curiosamente estaba remarcado con un círculo vulgar rojo en su almanaque.

El Baby Shower de Ginny Potter.

-Por Merlín ¿Cómo pude olvidarme?-faltaba una hora y media, tenía tiempo de sobra para llegar pero no tenía un regalo. ¡Joder, santísima  barba de Merlín! Agarró el abrigo colgado en el perchero detrás de la puerta y las llaves de la mesita del otro lado.-Carajo, carajo, ¡Ah!-un susto, un susto de muerte, eso había sido. Con la mano en el corazón y el alma medio salido del cuerpo se encontró con la serena presencia de-¿Qué jodidos haces aquí Malfoy? ¿Quieres matarme?

-No tengo tanta suerte.-llevaba una chaqueta gris abrigada y unos pantalones negros a juego con sus relucientes zapatos del mismo color, un atuendo tan muggle que ni lo mencionó y que le quedaba condenadamente bien.

-¡Ja!-cerró la puerta detrás de sí.-¿Qué quieres?

-Bueno yo...

-No tengo tiempo-lo tomó de la mano y los apareció frente a una tienda muggle de bebés. Lo soltó y prácticamente entró de cabeza a la tienda. Malfoy, mareado, confundido y hasta algo asustado en cuanto divisó un taxi, la siguió. Todo olía a perfume de bebé, a inciensos y ancianita. Había demasiados colores dañinos para sus ojos, tantos peluches, tanta ropa pequeña.

-Esto es el infierno...

-No exageres, hurón-la voz amortiguada de Hermione por el gran oso que sostenía entre sus brazos, llegó a él.-¿Vas a ayudarme?

-¿debería? Ni siquiera pedí venir aquí...-pero la castaña no esperó que siguiera con su perorata y le encajó el muñeco-esto no es muy amable de tu parte, Gatita.-ella no respondió y no tuvo más que seguirla.  

Maldita comelibros.

~*~

Hermione salía de la tienda con una sonrisa de satisfacción. Y un Draco Malfoy gruñendo, quejándose que ya no podía visitar gente sin que lo cargaran de cosas.

-Tú llegaste sin avisar.

-Y no lo volveré hacer. ¿Para quién es esta cosa?

-Para el futuro nuevo Potter.-mencionó con orgullo, ella estaba más emocionada que los futuros padres en esperarlo.

-¿Cararrajada va a hacer padre?-dijo con sarcasmo, sin poder resistirse a reír.

-no le veo la gracia.

-Merlín, en unos años será calvo, obeso, con alguna otra adicción. ¡Auch! Te estás tomando demasiadas libertades-se quejó sobándose la nuca donde la ex Gryffindor había dejado su marca de un nada suave golpe.

-Bien, tengo veinte minutos de sobra para que me des una explicación ¿Porqué estabas en mi puerta?

-Me gusta admirar puertas-Hermione levantó una ceja con indignación.-¿Por qué debe haber una maldita explicación para todo y nada menos para ti? Oh, no respondas, sería perturbador escuchar las razones. Simplemente estaba ahí y punto final.

-eres...increíble.

-vaya, gracias.

-No era precisamente un halago-escupió con mofa, miró su reloj y mordió su labio con frustración, pero una sonrisa, un tanto malvada, se dijo Malfoy, se dibujó en sus labios-y creo que tengo el castigo perfecto para ti.

-¿castigo? ¿De qué rayos estás hablando, Granger?

~*~

Tocó el timbre dos veces, se escuchaban tantas voces que por un momento creyó que su estupidez podría costarle unos buenos costalasos.

-¡Bienvenidos!-dijo la pequeña pelirroja con una panza bastante abultada y una sonrisa radiante que desapareció cuando divisó a Malfoy-¿Qué...carajos?-a la mierda la delicadeza, Vaca-Potter había dejado bien claro su disgusto para ser sólo una pequeña comadreja.-¿Hermione estás loca? Hay doscientos Weasley allí adentro.-ésta hizo un mohín.

-Es por el maldito trabajo. Debo tenerlo pegado como lapa por unos días. Con la excusa más barata "de período de prueba"-masculló, muy bien actuado, pensó el rubio asintiendo. Griffindor´s, simplemente, Griffindor´s, se dijo mientras ambas discutían y llegaban a un acuerdo para satisfacción y diversión de primera mano de una extraña y sádica comelibros. No es sano.-Por cierto ¡Felicidades!-exclamó sacando un pequeño oso de su bolsillo de su chaqueta y lo agrandaba al mismo tiempo. La cara pasmada de la pequeña comadreja era sin duda un poema, mujeres, hormonas. Enumeró con escalofríos ¿Ese día podía ser mucho peor?
Quizás había hablado demasiado rápido.

-Escucha, Malfoy. Así serán las cosas: será mejor que te reserves los comentarios, opiniones y gestos petulantes si no quieres perder tu rubia y oxigenada cabeza, ¿comprendes? ¿entiendes? ¿lo captas?-Draco miró de reojo a Hermione que reía por lo bajo mientras saludaba a una pequeña niña rubia con un atuendo completamente ridículo. Lo estaba ignorando, haciéndolo sufrir con un gran costal de hormonas pelirrojas.

-Tranquila, Weasley.-masculló-No soy la estúpida comadreja que tienes por hermano.

-Perfecto, así me gusta-sonrió radiante y le dio la espalda-¡que te diviertas hurón!

Merlín, ¿Qué te he hecho?

-¡No puedo creerlo!-se quedó paralizado, helado, completamente inmóvil.-¿Draco Lucius Malfoy, eres tú?-debía ser un castigo, un castigo bien merecido por las mierdas de su obscuro y patético pasado. Eso era, eso debía ser.
-Blaise.

-El mismo pero más guapo-el moreno le guiñó el ojo.-¿Qué rayos haces aquí? ¿Eres tú, cierto? Porque...

-Cierra el pico Zabbini, piérdete.

-si eres tú-miró hacia todos lados con una sonrisa divertida. El rubio estaba mirando su alrededor, globos, serpentinas y carteles de felicidades estaban abrumándolo, mucho más que la vosecita insistente del moreno y esas cabezas pelirrojas ir de un lado a otro. ¿Por qué habían tantos? Oh, ya lo recuerdo estoy en la maldita madriguera de comadrejas-Interesante lo que se trae el viento.

-¿Cuál es tu excusa?

-¿Debería tener alguna?- refutó el moreno caminando con naturalidad como si aquel ambiente fuera de lo más normal, como si esas rusticas fachadas mezcladas con ciertos aires nuevos fueran de su agrado. No podía pensar lo mismo.

-Quizás un motivo-Blaise no quitó su sonrisa y se sentó en uno de los sofá de cuero, cruzando sus elegantes y largas piernas, completamente cómodo.

-Soy un simple amigo de la familia, Draco. Tu sabes lo que me ha costado entrar en el departamento de Aurores y  si no hubiese sido por Potter y Weasley, no lo hubiese logrado.-agitó su mano quitando cuidado a lo dicho y volvió a sonreír-además, soy como el guardián protector de Ginny, órdenes de Potter, no me mires así.

-¡Lina Ginevra Weasley, vuelve aquí!-Un enrabiado Ronald Weasley pasó por enfrente de ellos sin siquiera reparar en sus presencias, persiguiendo a al misma niña rubia que Granger había estado saludando.

-¡Jamás, papá!-arrugó el entrecejo y quedó completamente anonadado.

-Lina está muy influenciada por los Gemelos.

-Y no olvidemos a los genes maternales-acotó Blaise en cuanto escuchó la opinión de Hermione, que sin importarle se había sentado junto a Malfoy. Estaba incómodo, todos incluso podían notarlo. Toda esa situación, era más bien surrealista, un mundo paralelo. No había tantos prejuicios sino viejos recuerdos, pequeños resentimientos que con tranquilidad se podían olvidar, Pero el rubio no estaba acostumbrado aún al ambiente "Post Guerra" el período en que el hacer las paces debía ser mucho más fácil que esos fatídicos años.

Pero no podían culparlo, él era simplemente Malfoy, metido en una cueva de pelirrojos, comelibros y ex compañeros de casas. Una completa locura.



¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...