Mi Amiga es una Mortifaga

Capítulo 9-La Profecía de Jane.


Dio un bostezo, refregándose los ojos camino a Transformaciones, llevaba mal abotonada la camisa y la mochila torcida. Algunos alumnos de otras casas la saludaron y como si estuviera bajo un Imperius saludó de manera ausente. Si antes habían conocido a Jane Perkis, ahora podían alardear más. Primer año había terminado sin ninguna lesión a pesar de que el profesor de DCAO misteriosamente había dejado su puesto al regresar luego de las fiestas. Algunos niños que se habían quedado, mencionaron que simplemente de un día para el otro había desaparecido. Dumbledore no había dado indicios del porqué y simplemente buscó un reemplazo de último momento, un hombre que luego de terminar el año tampoco lo volvieron a ver. Segundo año había sido diferente, agitado, sorprendente. Jane se convirtió en cazadora el mismo año en que su hermano fue trasladado a Francia, fue con Albert a un partido de Quidditch.  Y las navidades, por petición de su padre, las pasó en Hogwarts con Susan; su amistad se hizo más sólida y estrecha, a pesar de que esta era prácticamente todo un secreto. Desde entonces se podía decir que llevaba una vida amenamente normal, con las obligaciones de siempre. 

Dejó caer los libros sobre la mesa y se sentó estrepitosamente en la silla. Clara rió suavecito mirando a la despeinada y algo perdida Jane Perkis. Tercer año empezaba, entre tropezones, sucesos extraños y misterios, nada fuera de lo normal para ser lo que eran. 

-Te ves horrible-Jane apoyó su cabeza sobre la mesa, cerró sus ojos y Harper creyó escuchar un ronquido.

-Mmm-la rubia rodó los ojos y levantó la mirada. McGonagall había entrado minutos después que la Hufflepuff explicando como siempre lo hacía, su mano automáticamente comenzó a escribir sobre el pergamino. No podía evitarlo, después de todo no había quedado en Ravenclaw por nada.

-¿Señorita Perkis, podría por favor dejar de babear el cubículo? -Jane se levantó de un salto-Gracias, mucho mejor.-pequeñas risitas se levantaron por el salón. La extraña muchacha que formaba parte de los tejones, era la atracción del momento. Se había convertido en una Cazadora muy excelente y era la promesa de Las Arpías de Holyhead, o bueno, era sólo un rumor que comenzó a expandirse como un virus y ella lo sabía. Y McGonagall lamentablemente también.-Como les decía, Animagos-las letras comenzaron a escribirse en el pizarrón mientras ella hablaba.

~*~

-Fue muy fácil, McGonagall exagera.

-Ella no parece pensar igual que tú, Harper-Jane apuntó a una niña rubia sin cejas-se parece a ti jugando Snap explosivo-Clara la miró mal mientras Jane se reía, después de todo era el único recuerdo bueno de la fiesta de compromiso de su hermano.

-Y esto es la foca mágica paseando por los pasillos de Hogwarts-Ambas se giraron para quedar frente a frente con nada menos que Draco Malfoy y su grupito de raros riendo con poca gracia. Trece años y seguía siendo un idiota.

-Vaya, vaya, vaya-Jane se apoyó en el hombro de Clara que se cruzó de brazos, las dos compartiendo una sonrisa arrogante sin siquiera amedrentarse por los dos trolls detrás del rubio.-Draco Malfoy, ¿todavía te limpian los mocos?

-Al menos a mí me tienen en cuenta, pequeña imitación de bruja.

-¿Estuviste ensayando para este momento, lagartija?-le siguió Clara. Susan iba girando en el pasillo cuando se encontró con el ajetreo, se iba a ir o esperar detrás del muro pero Jane la vió y le saludó con efusividad, típico. Ahora tenía todas las miradas encima de ella. Perfecto, se dijo con pesar acercándose con lentitud.

-¡Susy, que alegría verte por aquí, compañera, amiga de travesuras!-Draco y su séquito de idiotas la observaron como si de repente se hubiera convertido en mierda viviente de dos patas. Y Perkis lo notó, lo supo a través de sus ojos pícaros. ¿Cómo no ver nada en ellos?

-No me sorprende-susurró Parkinson con mofa-Wile, amiga de dos cualquieras.-Clara sostuvo del brazo a la castaña quién de repente se le quitó la modorra.

-Como quisieras estar en su lugar, pero tranquila casquito, hay lugar en este club. Para ti también, Malfoy-el rubio rodó los ojos y pasó sus manos por arrugas inexistentes de su capa. Formando su famoso gesto de asco.

-Todos saben que estar contigo es más una desventaja que una estúpida ventaja.-Perkis frunció levemente el ceño, algo oculto había entre sus palabras-vámonos, no perdamos el tiempo.

-Admito que tienes razón-Clara tiró del brazo de Jane para que la siguiera.

-Te estoy mirando-murmuró rosando sus párpados con sus dos dedos. Los demás Slytherin se adentraron a la clase de transformación dejándolas solas con Susan que estaba detrás.-Lo lamento.-se disculpó, quizás no lo sentía, pero tenía la decencia de decírselo.

-Da igual.

-¿A qué se refería la bruja enana con "no me sorprende"?-preguntó Clara antes de seguir arrastrando a la pequeña Hufflepuff del pasillo. Su mano no se despegaba de su brazo.

-Mi padre le quitó el empleo al suyo en el Ministerio hace dos meses. Los Wile son ahora la mejor opción.

-¡See, así se hace!.

-No es para celebrar, Jane-se rascó el puente de la nariz-es muy malo, demasiado-susurró con cansancio-debes tener cuidado.

-¿Cuidado?

-Promete que lo tendrás-murmuró pasando por su lado metiéndose al salón con pacirmonía. Antes de que ella comenzara a decir alguna otra estupidez. Clara y Jane se miraron y se encogieron de hombros, Susan siempre había demostrado ser misteriosa, demasiado sutil, demasiado "serpiente".

-Por cierto,-su voz hizo eco en el vacío del pasillo- ¿me pasas los apuntes?-Clara soltó un suspiro y murmuró un "no cambias" tirando de ella.-sé que me amas así.

-Eres desesperante, Griselda.

-Que cruel eres con tu amiga, Brigete.  

~*~

La sala común estaba vacía, muchos de los tejones debían estar en alguna clase, afuera o tomando una siesta. Jane quería eso último, anhelaba realmente tomarse una siesta, pero tenía un entrenamiento a las cinco y DCAO a la siete, lo bueno de eso último era el profesor, Sirius Black. ¿Algo podía ser mejor? por supuesto que no. No había un prefesor mejor que él y su humor incondicional; buscó en su baúl con urgencia su escoba, estaba ya vestida y necesitaba lo más importante, pero accidentalmente se encontró con las fotos de la boda de su hermano, hacía un año que no lo veía. Suspiró y se sentó en el suelo mirando las fotos mágicas moverse, su propia versión de los acontecimientos. Lyla la bruja con una sonrisa radiante y su hermano con un intento de mueca feliz cubiertos de glaseado rosa. 

-Sonríe Jack o tírate un gas, no es gran diferencia-Jack le frunció el ceño pero terminó por sonreír. Realmente lo había hecho. El pastel había explotado estrepitosamente sobre todo los invitados, el cabello de la Tía Mel había quedado misteriosamente de una rosa chillón y Clara había quedado calva; la señora Harper había pegado el grito en cielo. ¿Quién no podría recordar algo como eso sin sonreír? quizás su abuela Clarise Rowle, era la aburrida excepción. Estaba seguro que todo lo que había sucedido durante su boda jamás lo olvidaría y todo era gracias a unas misteriosas muchachitas.-¡Perfecto, Banshee!

Jane negó con la cabeza, agarró otra foto en la que Susan y Clara aparecían cada una a su lado, la rubia sacaba la lengua mientras ella le sacaba cuernitos a Susan. Llevaban un horrendo vestido rosa acampanado con un lazo blanco atado en la cintura y unos zapatos de hebilla negros. Lyla las había obligado a ponerse el disfraz dado que curiosamete eran las únicas niñas más cercana a la familia para llevar los anillos, el velo y la cola del vestido. Demasiado muggle, pensó pasando a otra en la que salían sus padres, Jack y ella, la última foto familiar. Demasiado sonrientes y felices para notar desperfectos. Tomó la última que tenía, ella aparecía sobre la espalda de Joseph, su primo. Cabello negro, ojos obscuros, sonrisa pícara marca Perkis. Él fue una pieza importante para la explosión del pastel principal, un lujo, se dijo. Su madre lo había mirado mal toda la ceremonia, vigilándolo, torturándolo con su mirada pero él ni siquiera se había mosqueado, estaba acostumbrado a lidiar con brujas.

-¿Jane?-unos golpes en la puerta la sacó de sus recuerdos y se puso de pie con la escoba en mano. Al abrir la puerta se encontró con Albert, prefecto y capitán del equipo de Quidditch de Hufllepuff, con privilegios. Y remotamente más guapo de lo que recordaba, pero odiaba admitirlo-Al fin, ya casi son las cinco.

-Disculpa, estaba buscando mi...bota.

-No eres una gran mentirosa-bromeó el muchacho de quinto que estaba tranquilamente apoyado en el umbral de la puerta.

-¿No se hacía tarde?-Albert rió por lo bajo sin moverse de la puerta-¿qué?

-Soy el capitán y si es necesario yo puedo llegar tarde.

-¿Cúal es tu precio Green?

-Hosmegade, el sábado, tú y yo-suspiró y lo miró de arriba abajo. Chasqueó la lengua y volvió a suspirar.

-Bueno, peor es nada.-lo empujó con la mano y pasó por su lado.

-Muy graciosa, Perkis.

-Me canso, Green, quiero entrenar y tomar una siesta-comentó mientras salía del túnel de las habitaciones de la niñas-ojalá pudiera hacer las dos cosas a la vez.

Llegaron al campo de Quidditch cinco minutos tarde, sin embargo nadie mencionó nada. Primero, eran Hufflepuff y segundo ellos no habían llegado puntualmente para exigir. Jane se colocó en su posición junto a su compañera de habitación y miró a Albert con el ceño levemente arrugado.

-Bien hoy vamos a probar rapidez, el sábado tenemos a Gryffindor de contrincante y si algo sabemos es que ellos saben usar la velocidad a su favor. Armaremos dos grupos-Jane se rehusó estar en el msimo equipo que Albert por lo tanto trabajó de capitana del otro, tenía rapidez, velocidad era estratega pero un error y quedabas inconsciente por una golpeadora de brazos fuertes y una Bludger loca.

-Ay no.-una chica de cabello azul miró hacia abajo, viendo con horror como Perkis caía hacia el suelo.

-¡Jane!-Albert se afianzó a su escoaba y voló en picada.-te tengo-murmuró bajó con suavidad y depositó a la castaña con delicadeza en el suelo, apoyó su oreja sobre su pecho, escuchó un silbido y miró mal hacia uno de sus amigos.-respira.

-Gracias a Merlín, creo que será mejor que la lleves a la enfermería-le aconsejó Ronda de rodillas junto a él. Éste asintió, la tomó en brazos y la miró.

-Quedas a cargo, no podemos dejar de entrenar.

-Está bien, si despierta avísame-Albert salió con Jane en brazos mientras el equipo volvía al aire. El pelinegro caminó por el corredor con premura, bajo la atenta mirada de un entrometido rubio.

~*~

Jane miró a su padre, miraba al frente con un gesto serio y frío, quiso tocarlo pero su mano lo atravesó ¿Qué pasaba? no se lo explicaba. Robert Perkis tenía su varita en su mano. Ella podía asegurar que muy pocas veces lo había visto usarla y parecía saber muy bien como hacerlo. Junto a él había un hombre, James Potter, ojos marrones, gafas redondas, cabello desordenado y su esposa Lily, pelirroja, ojos verdes y amables, los había visto una o dos veces junto a su hijo esperando el expreso rumbo a Hogwarts. Sin embargo, su padre parecía conocerlos de toda la vida.

Estaban todos mirando a una sola dirección, expectantes de algo que Jane no entendía. Hasta que lo escuchó.

-Aurores-una voz siniestra le erizó el vello de la nuca, sintió un miedo que no lo había sentido nunca-que placer.-añadió con ironía.

-¡Expelliarmus!-gritó Robert sin siquiera esperar una señal y un chorro de luz roja fue la inmediata respuesta, que esquivó con maestría.-¡Busquen a Canuto!-exclamó, mientras atacaba como un gran duelista. 

-¿Canuto?-se preguntó con el corazón latiéndole con rapidez. Ya había escuchado ese nombre, esa noche en el despacho de su padre, allí lo había oído. Por instinto había sacado su varita al ver rayos verdes y azules de todas partes.

-¡No podrás sólo!-reclamó James atacando un grupo de hombres encapuchados que aparecieron de repente.

-¡Sólo vayan, de inmediato!-Lily tiró de la mano de James y se adentraron por una puerta. La pelirroja miró atrás antes de cerrarla por completo "Están en el ministerio" se dijo mentalmente. Robert miró hacia adelante, preparado para lo que sea, una expresión que a Jane no le gustó. Un hechizo fue repelido por un "protego" no verbal, sin embargo no fue lo suficientemente rápido para repeler el de atrás.

-¡Papá! ¡No, papá!
 
~*~

Albert miró hacia Jane, Pomfrey había ido por una poción para quitar el dolor de cabeza para evitar una terrible jaqueca. Ésta había comenzado a moverse, por un momento pensó que despertaría, pero luego notó que sus párpados estaban cerrados a su límite, sus manos estaban estrujando las sábanas mientras daba patadas a la nada. De repente comenzó a hablar, era tan escalofriante que lo único que se le vino a la cabeza fue que estaba poseída.

-¿Jane?-su voz había sonado temblorosa.-¡Señora Pomfrey, tiene que venir!

-¿Qué pasa? ¿Qué está sucediendo?-preguntó la enfermera corriendo hacia la camilla donde estaba la Hufflepuff en estado agonizante hablando aún con un extraño acento, que Pomfrey por un momento pensó realmente que se trataba de Trelawney.

-¡Él atacará esta noche, y aquellos que se le enfrenten acariciarán la Muerte!-los únicos presentes se miraron con cierto temor pintado en sus rostros.

-Señor Green, será mejor que vaya por Dumbledore en este mismo instante, intente mantener esto en secreto si alguien se le cruza en su camino-Albert asintió, le dio una última mirada acongojada a Jane y salió de allí lo más de prisa que pudo.-Todo estará bien, todo estará bien-acarició la cabeza de Jane con suavidad, ésta había comenzado a relajarse, a dejar de temblar, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Poppy-ésta se giró para ver la majestuosa silueta de Dumbledore, su blanca barba, sus ojos azules y esos entrañables anteojos en forma de media luna. Se acercó a ella con ese aire de misterio y su indudable paciencia. Jamás, después de todos esos años conociéndolo, supo que pasaba por su cabeza, que pensaba, porqué hacía las cosas de esa manera.

-Su nombre es Jane Perkis-éste asintió y ella estaba segura que ya lo sabía, pero había sido amable en no interrumpirle-y acaba de hacer una profecía, profesor.




¡Hola mi querido "Mi Mundo"! primero que nada quería mencionarles que me he olvidado de ponerlo en los demás capítulos pero se sabe, obviamente, que ningún escenario, personaje o hechizo, excepto claro los de mi propia invención, me pertenecen sino a la Reina, JK Rowling. Quiero evitarme futuros problemas. Y segundo, quería agradecerles por los +12 en el blog y los +1 en cada uno de mis fics subidos aquí en el mismo, realmente lo aprecio <3. (Por cierto, la de la foto es Susan Wile)

¡Sin más, espero que les guste este Cap!

Mi Amiga es una Mortifaga

Capítulo 8 -Una Navidad en Malfoy Manor.

Luego de la fiesta de compromiso de su hermano, la que su madre sin mucho esfuerzo categorizó como agradable hasta que vio la lista de invitados, fue un recuerdo vago y lejano. Se arrepentía aún no haber hecho algo con el pastel. La venganza, aunque en muy poca medida, estaba en su sangre y quería salir a dar latigazos con su cola. Sin embargo, no quería estar castigada en navidad ¿verdad?

Era veinticuatro a la tarde cuando una hermosa lechuza con un collar y una letra M que portaba orgullosamente en su pecho llegó con una carta color plateada, con el sello de color negro y el símbolo característico de los Malfoy. Su madre estaba encantada, después de todo había estado frente a la ventana esperando algo que ninguno de los Perkis entendía o no quería, de alguna forma, entender.

Pero allí estaba la respuesta de sus escasas preguntas. Rebecca Perkis esperaba la invitación de navidad de los Malfoy como todos los años. Sorpresa, sorpresa y la emoción hacía presencia, lamentablemente para muy pocos de la familia. Jane bufó y siguió leyendo un libro interesante que le había "tomado prestado" a su abuela Clarise Rowle, agradable cuando quería, de su elegante y curiosa biblioteca.

-Estoy segura que la decoración que eligió Narcissa este año es de lo más hermoso y elegante-cuchicheaba su madre-tenemos que ir de compras en este mismo instante ¿Jane, querida, me estás escuchando?

-Por supuesto, madre-¿tengo opción? se preguntó rodando los ojos y dejando el libro sobre el sillón en el que hacía poco estaba cómodamente recostada.

-Ve por tu abrigo.

~*~

La nieve caía lentamente en Hosmegade, por poco había olvidado el invierno, el frío que tanto amaba y la nieve que adoraba. Grecia era caluroso, por no decir insoportable y por alguna razón pensó que era perfecto para alguien como su futura cuñada y el molesto y raro de su hermano mayor. Caminó junto a su madre, de una manera ausente y desinteresada. Sin embargo, no podía no admitir que amaba ir de compras.

Era una chica después de todo.

-Madame Malkin primero y luego iremos a ver algunas plumas ¿te parece?-su madre tenía tres debilidades, capas, vestidos nuevos y las plumas. Jane estaba segura que nunca terminaría de contar todas las que su madre atesoraba en un armario especial para ellas. Recordaba también que su padre había mencionado que había conquistado a la dura, recta y hermosa Rebecca Rowle con una única y exótica pluma que ella tanto quería. Su madre había mencionado que más que una conquista había sido una artimaña.

Sonrió mientras asentía en respuesta. Cuando no había reglas y gritos entre su madre y ella, se podía decir que hasta era agradable estar a su lado.

~*~

Había elegido un atuendo negro a juego con su capa color escarlata. Rebecca la miró de pies a cabeza, de la cabeza a los pies, lo desaprobaba de ahí a América pero no lo mencionó. La habían pasado bien y tanto como ella, no quería estropearlo. En cuanto a ella, estaba hermosa, un vestido color rosa pastel ajustado alzando su figura siendo acariciado por sus rizos rubios, con sus zapatos de tacón chino negro y un maquillaje suave y a tono. Su padre como su hermano llevaban un traje de gala de color negro, siendo ellos mismos, guapos, porque así se sentían. Quizás sólo Jack podía asegurarlo.

-Bien, el traslador que nos envió Narcissa se activará en dos minutos-una pequeña medallita en la mano de su madre brilló bajo las luces de las velas flotantes sobre el techo.-tomen todos un extremo-la pequeña familia Perkis rodearon a Rebecca y tomaron una parte de la cadenita dorada. Un tirón en el medio del estómago y unas grandes nauseas fue lo que sintió Jane al ser absorbida por un torbellino y ser depositada en el suelo de la mansión Malfoy como un gas maloliente.

-Desagradable, completamente.

-Ahora sé lo único que tienes en común con la Tía Mel.-miró a Jack con el ceño fruncido mientras éste reía discretamente. Un elfo amable los recibió, se presentó como Dobby y los llevó al salón principal donde sin duda se llevaba a cabo una gran fiesta completamente sofisticada. Arrugó la nariz con algo de desagrado, tantos sangres puras despreciables.

-comportate Jane.

-¿qué? pero si ni siquiera he hecho algo, aún-Robert le sonrió y acarició su cabeza.

-No la convencerás con tan poco-La señora Perkis iba protestar pero justo, en ese mismo instante aparecieron los anfitriones. Lucius y Narcissa Malfoy con sus espectaculares y elegantes atuendos seguidos de su aburrido chiquillo rubio, Draco Malfoy. Acostumbrado y hartado a todas esas fiestas, tanto como ella.

De repente se dio cuenta que habían quedado solos, Jack se había encontrado con sus antiguos compañeros de Hogwarts y sus padres habían desaparecido junto a los Malfoy. Se miraron y se fruncieron el ceño, estaba claro que ninguno se soportaba, ni siquiera por los viejos tiempos.

-Apesta aquí-dijo con la nariz levemente arrugada. Draco la miró de reojo con ese gesto petulante que él tanto amaba mostrar.

-¿Qué intentas?

-¿por qué todos piensan que haré algo?-se dijo ésta con indignación. El rubio rodó los ojos y se mofó de la situación. Pero luego de unos minutos suspiró y bajó sus brazos que hasta entonces los había mantenido cruzados.

-no estaría mal, después de todo-Jane sonrió y le dio un codazo por las costillas.

-Ese es el Malfoy que yo conozco. ¿Dónde te habías metido?-caminaron hacia una mesa llena de bocadillos, suficientes para provocar un coma azucarado, habían más niños por allí, la mayoría conocidos pero eran lo suficientemente manejados, que ahí estaban, junto a sus padres en conversaciones que apenas entendían, sintiéndose reyes de un reino que todavía no les pertenecía-¿Qué tal te tratan las serpientes?

Draco no era el muchacho que todos mencionaban en Hogwarts, había conocido una parte de él que nadie más sabía. La timidez y la modestia. De niños habían sido grandes amigos, quizás sólo grandes compañeros, los lunes y martes en la que sus madres y otro tanto de mujeres de la sociedad de los sangre puras se juntaban para la hora del té. Un Draco agradable y divertido que murió lentamente a los nueve años; edad en la que su padre comenzó a notarlo y enseñarle lo que un típico hombre y jefe de una familia sangre pura debía.

No volvieron a verse hasta el día en que ambos llegaron a Hogwarts. Un fugaz encuentro que nadie más que ellos notó. Sólo allí entendieron que sus destinos nunca estarían entrelazados ni por casualidad.

-Perfectamente-respondió mientras engullía un pastelillo sabor a menta-¿Qué tal Hufflepuff?-ella lo miró con cierta confidencia que el rubio, aunque no lo admitiera, extrañaba.

-Fantástico, despertar con el aroma a tartas de calabaza todas las mañanas es un sueño. Y Madame Sprout colocó unas hermosas plantas extrañas que danzan por toda la sala común-suspiró con nostalgia-Es perfecto.

-Suena divertido-ella asintió degustando el dulce sabor de un bombón de chocolate.

-Lo es, te habría agradado-éste rió suavemente, obviamente no se veía siendo un Hufflepuff, primero su padre lo habría castrado y desheredado. ¿Un Malfoy siendo un tejón? sería hombre muerto sin apenas haber pestañado antes.

-Lo dudo. Por cierto-su ceño se juntó y un gesto desagradable se pintó en su rostro en cuanto divisó a Pansy Parkinson- esto jamás pasó.

-Jamás pasó-soltó solícita, se miraron mal y se separaron en cuanto la niña de cabello negro se les acercó.
Una navidad en Malfoy Manor, ¿quién se lo iba imaginar? se dijo para sí misma Jane, mientras se acercaba a sus padres que la recibieron con una sonrisa.  

Va a ser una muy, muy larga noche... 

Mi Amiga es una Mortífaga

Capítulo 7- Josephlandia

Jane tenía sus ojos fijos en sus cartas antes de hacer lo que ella pensaba que era una jugada perfecta. Susan sonreía con suficiencia y Clara tenía un gesto de derrota, ni siquiera lo intentaba. 

La fiesta se llevaba a cabo a tres pisos de allí, Lyla les había susurrado el lugar perfecto para escapar de la sociedad, pero luego sacaron la conclusión que, después de escuchar la cerradura ser cerrada con llave, con sonrisas y un tono de buena onda, las habían echado a patadas de la reunión.

Una explosión dejó la sala aún más silenciosa y con Clara con media ceja.

-¡Odio este maldito juego!-la rubia tiró de una patada la pequeña mesita ratonera. Jane colocó su mano en su pecho con un gesto falso de dolor y Susan sólo se permitió rodar los ojos con hastío.

-¿Cómo osas hablar así del Snap explosivo?

-Inaceptable-le siguió Susan haciendo que la pequeña Ravenclaw frunciera el ceño.

-las odio a ustedes también.-ambas rieron mientras Clara tocaba su pobre media ceja-mi madre me matará. ¿Cómo salimos de aquí?

-si nos hubiéramos dado cuenta que esa bruja tenía intenciones de encerrarnos, claramente hubiera hecho algo al respecto.

-si tan sólo pudiéramos hacer magia.

-un maldito alohomora sin salir expulsadas de Hogwarts.-Jane se masajeó la barbilla-¿cuánto pueden viajar los elfos?

~*~

Rebecca Perkis caminaba con rapidez hacia el patio, firme y sin perder la elegancia, directo hacia Jack; que estaba sentado en la larga mesa de postres junto a su prometida, hablando con tranquilidad con algunos invitados. Ignorante del aura obscuro de su madre. Al parecer aquel día no terminaría jamás y navidad estaba endemoniadamente cerca. Pero nada podía ser peor que eso, que la lista maldita de invitados.

-Jack Frederick Perkis-el muchacho levantó la mirada alarmado. Muy pocas veces su nombre completo había salido de la boca de su madre y la veces que así había sido, no fue realmente por algo bueno-¿Cómo se te ocurre hacerme esto? ¿Te he hecho algo para merecerlo?-Estaba desconcertado, buscó por las dudas la inexistente presencia de Jane. Quizás ella tenía algo que ver con esa broma, si es que era una de ellas. Pero allí, ella, no estaba.

-No sé de que hablas, madre-Ésta dejó el papel hecho un bollito que había llevado todo ese tiempo en su mano y se cruzó de brazos.

-Esto es lo que sucede-Lyla miró hacia su suegra y luego hacia su futuro esposo.

-¿Necesitan privacidad?

-¿Por qué la necesitaríamos, querida?-masculló entre dientes, Lyla no volvió a decir nada más y siguió conversando. Era mejor así, por su bienestar y salud, y más que nada por sus planes. Jack por otra parte miraba el gran círculo marcando un sólo nombre y quiso reírse por la exageración de su querida madre.

-¿Todo esto es por Joseph?

-Es más que eso. Realmente no deseo tener a Josephlandia haciendo más disturbio que tu hermana ¿imaginas tenerlos a ambos? ¿juntos? ¿en un mismo lugar? No será bueno para mi ni para el frágil corazón de tía Mel.

-Pues no creo que pueda hacer nada al respecto. Las invitaciones ya fueron enviadas, madre.-Rebecca tenía un tic en el ojo, un gran tic que dejaba entrever mucho su furia y frustración.

-Esto fue idea de tu padre ¿verdad?

-Yo no lo dije, son tus propias conclusiones-ella frunció el ceño, pero dejó que esta vez su hijo se saliera con la suya. Últimamente tenía el poder de repeler sus acciones como un buen jugador de ajedrez mágico. Y no era el único de la familia ¿Qué se traían entre manos? Lo averiguaría, estaba segura.

Nada se le salía de las manos.

~*~

Lyla miró al trio de pequeñas brujitas con sospecha. Sabía que nadie podría haber llegado a ellas fácilmente y no podían hacer magia deliberadamente, no si tener problemas. Jane le sonrió con inocencia antes de comenzar a degustar uno de los tantos postres a su alrededor.

-Es una arpía-susurró Clara con sus cejas perfectamente normales y naturales.

-¡Ja! Sólo es una principiante. No sabe lo que le espera.

-Entonces, ¿explotar el pastel no está en tus planes aún?-La castaña miró de reojo a la pequeña serpiente. Le interesaba de verdad ese lado rebelde que pasaba de vez en cuando por desapercibido de Susan. Pero nunca daba el primer paso a las travesuras. Siempre era muy serena, algo seria y la mayor parte del tiempo, fría. Pero suponía que era algo normal en los Slytherin, su hermano nunca había sido regañado como a ella se lo hacían constantemente mientras estaba en casa.

Eran aburridos, pero realmente vengativos.

-Lo dejaré para la boda ¿Tu que dices Clara?

-Por mí, puede ser hasta mañana. Pero tienes razón, esto debe ser especial-las tres chicas miraron con una sonrisa hacia la novia. Un escalofrío golpeó el cuerpo de la chica que volteó a verlas, sin embargo éstas ya no la miraban.

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...