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#EntreMendocinos Se trata de una radio creada por amigas para amigos. Su primera transmisión posiblemente sea mañana Domingo 4 de Septiembre 2016 a la tarde, en horario Argentino. Su categoría será Talk, en el que hablarán diversos temas de la cotidianidad entre otros. Será divertido y los invitamos a todos cordialmente a escucharnos en mixlr, una aplicación súper fantástica para hacer tus propios programas de radio desde donde estés.

¡Pasen por el link en el inicio y desde ya muchas gracias!

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Si quieres divertirte con lo más simple pues pasa por Corazón de Bruja, donde encontrarás novedosas cosas para el más puro entretenimiento y  donde la mismísima Rita Skeeter no ha podido evitar entrar.

Así que no seas tímido y entérate lo que sucede en el Mundo Mágico como en el Muggle. ¡No te arrepentirás!

Visítanos aquí en Corazón de Brujas.

¡Saludos!

Capítulo 11

Al parecer era el único que creía que poner a Astoria Nott como sospechosa era una locura. Bien, ella podía ser una perra cuando quería pero no necesariamente una ladrona. Y es por eso que tenía sus brazos cruzados y un rostro serio y enojado.

—No, no estoy de acuerdo.

—Levanten las manos quienes sí —ni Ron ni Harry se atrevieron a llevarle la contra así que, como dos cobardes, sus manos se levantaron después que la de ella —lo siento, Blaise, pero somos mayoría.

—¡Estos dos idiotas, hacen todo lo que tú digas porque dicen que tienes un carácter de los diez mil demonios si no están de acuerdo contigo! —Hermione los miró y estos bajaron la mirada al suelo.

—Escucha Blaise, nadie es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Así que, Astoria será investigada quieras o no. Ya no tenemos tiempo para esto.

—Pero...

—Nada de pero, Zabini. Ya he dejado en claro mi última palabra —cerró la boca y gruñó. Era increíble como aquella bruja podía cerrarle la boca con tan poco esfuerzo.

Luego de discutir lo que harían, los cuatro se separaron. Harry y Ginny tenían una importante cita con su Medimago de cabecera. Ron tenía que ir por Lina a la escuela y llevársela a Hermione, ésta misma estaría en su casa planeando de cerca su próxima estrategia y Blaise, Blaise iría definitivamente a molestar a Malfoy.

Era su actividad favorita. No podían culparlo.

• • •

Se apareció en el edificio del rubio. Era lujoso, moderno y muy concurrido. La mayoría se trataba de grandes Magos y Brujas, de los cuales algunos vivían allí, excepto quizás los más importantes. Como lo era el Trio de Oro. Eso no quería decir que no se lo hubieran ofrecido.

Blaise saludó al recepcionista, se metió al ascensor mágico y apenas en unos cuantos segundos, estaba ya en el piso de Draco.

Con tranquilidad, caminó hacia la puerta: la que se abrió de repente y lo obligó claramente ocultarse detrás de una columna. Se trataba de la mismísima Astoria Nott; parecía furiosa, lograba distinguir el temblor de sus manos mientras caminaba con la frente en alto hacia el ascensor. De alguna manera era notable que llevaba el orgullo herido, pero jamás lo demostraría abiertamente. Era ante todo una sangre pura y sobre todo una dama.

Vio segundos después a Draco salir de su departamento, igual de enojado o quizá más. Notó la brusquedad del rubio para detenerla. Estaba cabreado, conocía esa faceta.

—Ya te he dicho que no me metas en tus estupideces, Tori. Te lo prohíbo.

—Sólo quería la ayuda de un amigo.

—Oh, por favor. Dejamos de ser amigos en el mismo instante en que tú quisiste sobre pasarme ¿creíste que no lo descubriría? —ella se soltó de su agarre y lo miró sin decir una palabra,  aunque deseara escupirle todo su veneno en la cara. Sin embargo, prefirió darle la espalda y marcharse.

«Nadie es inocente hasta que se demuestre lo contrario. » repentinamente eso llegó a su cabeza, con el mismo tono sabiondo que Granger había empleado una hora atrás.

—Interesante. —Draco se giró con un gesto de pánico en el rostro.

—Demonios, Zabini.

—¿Demonios, Zabini? Sí, hola a ti también.

—¿Cuánto llevas ahí? —el moreno se acomodó su traje y sonrió.

—Bastante ¿no me invitarás a pasar? Que descortés.

• • •


Draco ya estaba cansado de estar tanto tiempo en silencio. Conociendo a Blaise, un hombre particularmente parlanchín, sabía que estaba guardándose miles, quizá, millones de preguntas; y creía saber el rumbo de cada una.


—Ya, pregunta lo que quieras.

—¿Qué hacía Tori aquí? —el rubio no se veía en lo más mínimo sorprendido. Rodó los ojos y tomó un sorbo de su café.

—Se ha metido en un aprieto, pero ingenuamente pensó que yo podría sacarla de eso.

—¿Aprieto? No lo estoy entendiendo.

—Con el último cambio en las leyes mágicas, Azkabán se ha visto obligado a poner un precio de fianza a sus prisioneros. Sin embargo, según el rango y la gravedad de sus crímenes el precio es sumamente alto.

—Lo sé, el Ministro de Magia no deja de alardear al respecto. ¿Pero esto qué tiene que ver con ella?

—¿No es obvio, amigo? Ha vuelto a perder la cabeza por las ideas estúpidas de su padre. Lo peor de todo es que ya no puede retractarse.

—Creo que me he perdido de nuevo. —Draco bufó y masajeó el puente de su nariz.

—Está intentando liberar al Señor Greengrass y a varios seguidores de Voldemort. —Blaise se paró de repente. Todo comenzó aclararse con una velocidad que mareaba ¿cómo es que habían sido tan estúpidos?

—¡Oh, por Merlín! Ya sabía yo que algo no estaba bien.

—¡Espera! ¿A dónde crees que vas?

—¡A notificarlo claro! ¡Potter tiene que saber esto! —pero no pudo seguir caminando, Draco se le había atravesado.

—¡No! Si vas ahora ella sabrá que yo te lo dije.

—¿Y? ¡La muy perra ha estado provocando un revuelo tremendo en el Mundo Mágico! Granger tenía razón.

—¿Qué dijiste? —no, definitivamente aquello no estaba bien. Granger lo mataría estaba seguro.

—Olvida lo que dije, tengo que notificarlo, es mi deber Draco. No puedo fallar.

—Guarda tu sentimentalismo y lealtad, hablas como ellos. —Blaise retrocedió, su desprecio le hizo recordar tanto al viejo Draco Malfoy —así que Granger estaba detrás de esto —sonrió con desgano —, ahora entiendo su repentina aparición. Ella realmente es talentosa, si me permites opinar. Que desgraciada.

—No, amigo. Ella...

—Fuera. ¡Que te vayas! Ve con San Potter y su pandilla de imbéciles. —Blaise estaba en una gran encrucijada. Pero sabía cuándo era el debido momento para dar una explicación y en ese instante no lo era. Se fue de allí incómodo y desahuciado. Ni él ni ella se lo perdonarían pronto, sin embargo, ahora había algo más importante de qué preocuparse.

Draco lo escuchó marcharse; una furia salvaje comenzó a nacer desde lo más profundo de su ser, y en menos de unos cuantos segundos, cada minúsculo fragmento de cristal se vio aterradoramente destruido.

Se encontró a Rita boquiabierta y la fulminó con la mirada. De aquellas que había olvidado ya en el pasado. De aquellas que prometió no volver a usar.

—Tráeme unas botellas de whisky, ahora.

—Pero señor...

—¡No te estoy preguntando, maldita sea! —la chica tragó con dificultad y temblando de miedo fue por las botellas. Jamás lo había visto de esa manera, nunca desde que había llegado ahí.

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Estoy maravillada como ha crecido Limón y Canela, me siento muy agradecida, en verdad. No sé si llorar o reír.  En fin, gracias por leer, por votar, por comentar, por ponerla en sus listas de lecturas. ¡Por todo!  Y aquí les he traído un nuevo capítulo. Espero que les guste (este creo que tiene más diálogos 😝 pero ya que) y bueno, nada, sólo darle por tercera vez las gracias 😝 las amoadoroo

Pregunta ¿Alguien más a notado que el guión de diálogo no aparece? No entiendo que pasa, sale el guión pequeño 😱 #MiNoEntender.

Capítulo 9

—Intentalo, Draco. Mueres por ella pero te mantienes exageradamente lejos.

—Me importa una mierda como pienses ahora, Blaise. Aunque para otros ha cambiado todo, para nosotros la situación no lo ha hecho. La pondría en un grave peligro—murmuró arrugando la nariz como si oliera a un cadáver en descomposición no muy lejos de donde estaban.

—Como siempre subestimando a Hermione "la muy ratona" Granger, no lo hagas hermano, ella no es una gatita en peligro. Te sorprendería.—no era algo que no supiera, en aquella estúpida y muy innecesaria guerra, Hermione había demostrado su talento, fuerza y valentía. Era una Bruja talentosa y no había necesitado ser sangre pura para dejarlo en claro. Todo era auténtico, su magia, sus sonrisas, el aroma a Canela que desprendía su cabello, ahora completamente domado, al parecer suave.

Suspiró, de repente comenzó a sentir su corazón un tanto oprimido. No la merecía y aunque demostrara que no se esforzaba en lo  absoluto por ella, estaba desesperado por estar a su lado, sentir su presencia de una forma que encendía todo minúsculo microorganismo de su cuerpo. La muchacha siempre lograba sacarlo del hilo de su normalidad.

—Lo sé...

—Eres un idiota, comprendo que lo seas, eres un Malfoy—Draco le envió dagas con la mirada, sin embargo Blaise sonrió con burla—pero si fuera yo, no dejaría de perder el tiempo ¿imaginas que alguien guapo y con más clase llegara a su vida?—comenzó a alejarse tomando el último sorbo de champaña y dejándolo en una bandeja de un mesero que pasaba por allí en ese instante—yo que tú me cuidaría —comentó con ironía caminando claramente hacia Hermione, que intercambiaba ideas con nada menos que Theo Nott.

El rubio iba a seguirlo cuando sintió que una mano lo detenía, incluso si no se hubiera puesto ese perfume, habría reconocido a Astoria de todas formas. Se giró, dejando escapar un suspiro frustrado y la miró a los ojos. Era pequeña, pero en su mirada le hacía entender lo peligrosa que era en verdad.

—¿Por qué ella?

—¿No te cansas? creo habértelo dejado muy claro, no pienso volver a gastar energías en ti. Alejate de mí, de mi vida y si puedes, de Granger—se soltó de las garras de la señora Nott y se perdió entre la multitud. La muchacha frunció los labios con desagrado y apretó sus puños. Definitivamente no se quedaría con los brazos cruzados.

-

Hermione rodó los ojos mientras el moreno no dejaba de halagarla, pero a pesar de que intentaba de todas las formas posibles despistarla sabía que algo estaba tramando. Aquella invitación a una pieza de baile era una prueba furtiva.

—Entonces, ¿has averiguado algo?

—Granger, disfruta del baile. No seas aburrida.

—El caso tiene vencimiento, Blaise. Si no logramos concretarlo...

—Lo haremos.—aseguró, pero Hermione no estuvo contenta con ello. Sin embargo, no alcanzó a abrir la boca cuando tuvieron que separarse. Benditos pasos de baile. Cuando giró hacia la persona que le había tocado quedó momentáneamente estática.

—¿Me permites esta pieza?—Draco tenía su mirada en sus rojos labios. No había nada más que deseara que probarlos. Pero aquello, incluso pensarlo, era apresurado. Aunque no podía descartar lo bien que se sentía estar cerca, muy cerca de ella.

—Si tu también me lo permites.

—sólo escuché el si, Granger—Hermione rió suavecito y con delicadeza colocó una de sus manos en el hombro de él, mientras que el rubio se deleitó con sentir la tibieza de su cintura. Bailaría con ella, aquello ni siquiera lograba hacerle entender lo revolucionario que sería para muchos, pero en ese instante, sólo existían ambos, ella y él, sólo los dos.

-

Dos hermosos días habían pasado, cuarenta y ocho horas que había disfrutado al máximo. No había visto a Malfoy desde la fiesta y de alguna manera, eso sin duda le había aliviado. Comenzaba a convertirse en alguien completamente torpe cuando estaba a su lado y sentir cosas que veía más que apresurado. A parte ¡se trataba de Malfoy, Merlín Santo!

La castaña dio un pequeño bostezo mientras se agachaba con pereza para levantar el diario El Profeta que la lechuza había dejado caer sin cuidado, apenas había ingresado.

—Toma amiguito, gracias—le dejó un galeón en su bolsita y partió. Hermione no esperaba que nada anormal sucediera ese día, todo parecía ir tal a como acostumbraba. Es por eso que se sentó en la punta de su mesa con tranquilidad, tomó su taza de café y le dio un pequeño sorbo que lamentablemente, segundos después, escupió.—Merlín, esto no está pasando.

"Rita lo hace otra vez.

Granger ¿una caza fortunas patentada?

Se escuchó hace tiempo sobre las andanzas de nuestra- bueno, no mía-, Hermione Granger, hasta entonces la bruja más talentosa del Mundo Mágico, detrás de los magos más guapos. Empezando su larga lista por Harry Potter, Víctor Krum, Cormac McLaggen, su pelirrojo amigo Ronald Weasley y se cree que también con el famoso Magitecto Von Barden, pero con esto nadie se había conmocionado tanto como ahora con su última conquista.

Sí mis queridas, Hermione Granger lo ha hecho de nuevo y esta vez con nada menos que con el mismísimo, el inigualable, el hermoso y guapo, Draco Lucius Malfoy.

El día de ayer en la elegante fiesta de aniversario de la joven pareja de recién casados, los Nott,  se ha confirmado todas mis sospechas. La ex Gryffindor se ha salido nuevamente con la suya, llevándose entre sus garras al soltero más codiciado, ahora ya caído, ¿Por qué nos haces esto?

Un minuto de silencio por esto.

Sólo debo agregar que sus artimañas crece cada día más y más, cuidemos a nuestros hombres muchachas, una leona está al acecho.

Con amor, su servidora, Rita Skeeter."

—¡Maldita víbora hija de Umbridge!—exclamó arrugando con fuerzas el ejemplar de El Profeta.

-

El rubio sonrió con diversión al verla entrar ese día. No tenía que ser Trelawney para saber que había leído lo de Rita y que además, todo le había caído de la patada, con deseos de mutilar y usar los imperdonables a la vez en una sola persona.

—¿Lo leíste?—preguntó ella sin siquiera darle su saludo habitual.

—Cada minúscula palabra.

—La odio.

—y ella a ti, sin duda, Leona al acecho—la castaña hizo un mohín con la boca, de la más pura molestia y antes de que se desatara el infierno, se aclaró la garganta —Aunque, necesito ser sincero.

—¿a sí, y desde cuándo?

—Desde que entraste por primera vez por esa puerta—se colocó de pie y caminó sereno hacia ella. Se lo había planteado toda la noche anterior para tomar el maldito valor de hacer lo que sin dudarlo sería una magnífica locura. Pero valdría la pena, claro que sí—Rita tiene razón, si he caído. No sé de qué artimañas hablaba, estoy convencido de que si estoy hechizado es nada más que por ser sólo tú—pasó su mano derecha por el cuello con cierta incomodidad—, demonios, esto es lo más ridículo que he dicho en mi vida y sé que no lo volveré a decir, así que escucha con atención cada palabra que diré. Granger, ¿puedo besarte?

~•~


Bueno, primero que nada debo agradecerles enormemente por todo, por las visitas, por leer, por votar, por poner este fic- en sus listas de lecturas. Por, definitivamente, todo, todo. ¡Esto ha crecido sólo gracias a ustedes!


Y segundo, aquí les traje un nuevo capítulo, espero que les guste;  en lo particular éste me llevó más tiempo en escribir, necesitaba algo concreto y no sé realmente si lo conseguí, pero me ha gustado y espero de corazón que a ustedes también. Y disculpen si encuentran algún error por allí, me lo hacen saber ¿sí? 😘


Y por último, debo confesarles que según como vaya esto, le queda quizás sólo unos tres capítulos para terminar T.T intentaré hacerlos más largos porque no deseo que se me escape nada.


Con cariño


Paulitah07




Capítulo 8

Primero, antes que nada, quería agradecerles enormemente el apoyo de todos, por sus votos, por leer, por sus comentarios, por agregarla en sus listas de lecturas. Por todo. L@s adoro y esto me incita a seguir :3 esto no sería nada sin ustedes <3

¡Espero que les guste!

-

Labios rojos, vestido negro, piernas largas y níveas. Ojos, sensualmente, enmarcados con su sutil maquillaje que le atravesaron el alma.

Maldita sangresucia.

Fue lo único que se atrevió a pensar mientras parecía flotar frente a él. Jamás se había sentido fuera de tono, jamás había sentido siquiera lo que sentía estando a su lado.

Estaba mal, Merlín, muy mal. Pero una parte de sí eso le importaba un rábano.

No se rozaban aún, aunque sentirla a su lado era como si la estuviera tocando, un verdadero martirio. Sólo una cosa venía a su mente ¿Su piel sería suave?

Todo era su maldita culpa. Él no había pensado en otra persona que en ella para ir a esa innecesaria fiesta de aniversario de los Nott.

No, Merlín sabía que no se había esforzado por evitar aquello.

-Entonces, ¿Nos vamos?-¿Cuánto tiempo había estado mirándola como un idiota? Al parecer más de lo que él hubiese esperado y mucho menos de lo que realmente hubiera querido.

Maldita sangresucia. Se repitió mientras extendía su mano y ella la tomaba con delicadeza. Carajo, masculló mientras los aparecía frente a las rejas de la familia Nott.

Sólo sería una noche.

Theo se encontraba en las puertas recibiendo a los invitados junto a su bella esposa. Todo parecía ir normal, hasta aburrido, cuando ambos se encontraron con la pareja.

-¿La ha traído? -preguntó a la nada Astoria, apretando involuntariamente el brazo de su esposo que la miró de reojo. Pero y aunque no le había agradado la actitud de su mujer, no podía negar que también le sorprendía. Pero conocía a Draco Malfoy, al menos eso creía, y no se arriesgaría a ello si no estuviera realmente interesado en dejar en claro a la comunidad mágica quién movía su mundo.

Quizás ni siquiera él esté seguro de eso.

Tenía que admitir que Hermione Granger era una bella bruja, que traía locos a más de uno de sus conocidos sangrepuras. Sin embargo, siempre eran simples comentarios de las que el rubio nunca había participado. Pero allí estaban, la bruja más brillante del mundo mágico y el mago sangre pura más rico de entre de todos los que Theo pudiera conocer en su fiesta de aniversario. Eso era realmente un detonante seguro para un artículo de Corazón de Bruja.

Temía que el día de mañana le llegara un ejemplar. No soportaría los gritos de Astoria, de eso estaba más que seguro.

-Bienvenidos-articuló con cuidado. Malfoy le sonrió de lado y miró de reojo a una furiosa señora Nott.

-

Hermione simplemente no podía sorprenderse de la ostentosa decoración para el acontecimiento. Ya había venido mentalizada de que se encontraría con algo como eso. Pero su lado femenino, quizás aquel alter ego fangirl, le provocaba mariposas en el estómago ante lo que veía. Definitivamente soñaba algún día hacer algo así.

Miró su copa inspeccionando que no tuviese alguna sustancia extra.

Ya estaba divagando por el escenario equivocado. De nuevo.

Buscó con la mirada una cabellera rubia y la encontró no muy lejos de ella, hablando con Zabini, quién la vio, vaya a saber cuanto tiempo. Algo le decía que no había sido casualidad cruzarse con el moreno. Pero intentó disipar toda sospecha y levantó su copa en saludo, él hizo lo mismo, apenas perceptible para ambos.

Malfoy al darse cuenta que su amigo no le estaba prestando atención se giró a lo que muy interesado miraba.

Sus miradas se encontraron de nuevo, el mercurio de sus ojos puestos en sus ojos marrones claros de una forma que no pudo reconocer. Y sólo atinó a levantar su copa a modo de saludo y se giró para recorrer el lugar.

Un escape perfecto.

-Demonios, Draquito-el rubio volvió su mirada hacia Zabini que tomaba un sorbo de su bebida y soltaba una risotada.-¿Desde cuándo?

-No sé de qué hablas.

-Ya veo. Bueno, entonces no te importará que vaya ahora mismo a conversar con ella ¿no?-se había alejado sólo un paso y él lo había detenido con firmeza del codo-entonces, ¿desde cuándo?

-Si sabes que realmente te odio.

-Sí, yo también te quiero.-le rodeó los hombros con su brazo libre y se acercó a él a modo de confidencia-Ahora, dime lo que quiero saber.

-Vete a la mierda, Blaise.-Interesante, se dijo el moreno sonriendo como el mismísimo gato Cheshire.

-

-¿Tu qué piensas?-Hermione miró de reojo a Theodore a su lado mirando la escultura que había estado admirando.

-Completamente sublime.

-En efecto, siempre supe que eras alguien que apreciaba el arte.-esta vez la castaña lo miró y lo observó-Sé porqué estás aquí.-dijo éste bajando su mirada hacia ella.-pero no soy yo.-miró esta vez hacia sus invitados.

-¿Alguna ayuda al respecto?-éste sonrió apenas y sus ojos quedaron sobre una persona en específico.

-Está más cerca de lo que tú crees. Pero será tu decisión al final, si debe pagar por todo lo que ha hecho o darle una oportunidad.

-¡Granger, vaya que sorpresa!-Hermione vio a Blaise a su lado y cuando se giró hacia Theo él ya no estaba allí. -¿Sucede algo?

-Creo que fue una pérdida de tiempo-el moreno levantó una ceja algo desconcertado.-¿Te diviertes?

-Yo siempre me divierto. Ven, necesito mostrarte algo.

Canuto

                                  Capítulo 9


Se había imaginado todo el tiempo como sería escuchar al fin su aniñada voz, pero nunca pensó en verdad que se desmayaría como una princesa. Recordaría eso para siempre, después de todo sabía que James se lo traería a la memoria su principesco momento.

James, Lily, Harry, Elizabeth, Sam y Regulus lo rodeaban, los pequeños tocando su rostro y tirando de su cabello negro.

—¿Pedito Caduto, muedto?

—Pues yo creo que sí. —los ojos verdes de Harry se abrieron de par en par y Lily le dio una cachetada en la cabeza a James.

—Claro que no, Harry. Sólo está dormido.

—¿Papi?—Elizabeth sonrió y se puso a la altura de Sam, la pequeña tocaba con su diminuto dedito la mejilla pálida de Sirius, como si intentará no dañarlo.

—No te preocupes, Sammy, ya está por regresar.—James se rascó las manos y no lo soportó un minuto más, le dio una patada limpia en las piernas y Sirius inmediatamente abrió los ojos.

—Que sueño tan horrible.—se quejó sobándose el rostro con una de sus manos— Liz me decía que estaba embarazada y que Dumbledore se hacía trenzas en su larga y rara barba.

—Ambas son ciertas, Canuto ¿no lo recuerdas?—James se miraba las uñas mientras que Regulus hizo una mueca de desagrado ¿Dumbledure haciéndose trenzas? impensable.

—maldición.

—Papi—el muchacho olvidó de repente todo y se giró hacia Samanta que lo miraba con preocupación. Era tan preciosa y pequeña que no hacía más que obligarlo a sentirse cursi. Era tan adorable.

—mi pequeña.—sus pequeños bracitos lo rodearon y se quedaron así un par de minutos. No, nunca olvidaría aquello.

-

Diez años después...

Sirius suspiró por doceava vez. Una niña ya con once años recién cumplidos, empujaba el carrito con su baúl y la jaula de su gato raro a su lado. Una niña que no dejaba de  parlotear. Ni siquiera después de haberse cruzado con los Potter, con una distraída Tonks y un profesor Lunático.

La amaba, pero ahora quería simplemente ahogarla con una almohada si de esa manera dejaba de hablar.

Mientras más conocidos se interponían ante él todo el mundo había notado la ausencia de Elizabeth y su retoño más pequeño. Y a todos por igual había tenido que contarles una muy divertida y dramática historia sobre Nickolas yendo a San Mungo luego de que le creciera raramente una oreja más de lo normal.

Claro que la magia involuntaria había provocado aquello y realmente se veía feo. Nickolas amaba su buen parecer y había obligado a su madre a que lo llevara a sacarse eso. Sirius había sido culpado por ello, la señora Black creía que la vanidad que su hijo poseía no era más que por sus meros genes y su obsesión por mirarse al espejo.

Y todos estuvieron de acuerdo. A veces el mundo era desconsiderado y cruel.

—pero ¿y si quedo en Slytherin? Sé que es también una gran casa, pero ¿y si el sombrero seleccionador me manda allí?

—Sam.

—No quiero ir ahí, sin ofender al tío Regulus. Pero la verdad es que no me atrae ¿duele ponerse el sombrero?

—Sam.

—¿El Calamar Gigante es amistoso? ¿McGonagall me recibirá con los brazos abiertos? ¿es verdad que Filch en realidad es mujer?

—¡Sam!—Sirius masajeaba el puente de su nariz—si quedas en Slytherin estará bien, te voy a desheredar pero te seguiré amando. Segundo, puedes pedirle al sombrero que te envíe donde sea. Tercero, no duele ponerse el sobrero en la cabeza, mataré a Harry por ello. Cuarto, yo no me metería con el Calamar, es algo bipolar. Quinto, McGonagall querrá suicidarse, pero luego te dará galletas, sexto, lo de Filch es una posibilidad, y séptimo, Sam por el amor a Merlín ¡Ya deja de hacer preguntas! gracias.

—De nada, creo.—un tic apareció en el ojo derecho de Canuto. Pasaron sólo dos minutos de silencio, lo que tardaron en pasar una pequeña multitud de estudiantes y llegar hasta la parte dónde se dejaban los baúles.—entonces, hasta aquí llegamos.

—Así es.

—Que situación ¿eh?

—Totalmente.

—Bueno, al menos no llegamos tarde aquí.

—Deberían darnos un premio por ello—ambos pelinegros se miraron, el expreso de Hogwarts estaba siendo abordado mientras todo indicaba que pronto partirían. Sam se iría, Sirius jamás había llegado a esa conclusión hasta ahora.—¿Qué se dicen en estos momentos?

—Debimos ensayar.

—¿intentamos con un abrazo apretado y fuerte hasta que nos duelan los huesos?—Sam rió y sus ojos instantáneamente se llenaron de lágrimas.—cualquier padre ejemplar simplemente te diría que no te metas en problemas, pero todos saben que yo no soy uno de ellos. Así que te diré esto: has travesuras, pierde puntos, recupéralos con el Quidditch, sé valiente, ayuda a tus amigos, ríe, llora, disfrútalo. No temas a la magia, ella es parte de ti. Sé excepcionalmente ordinaria. Hogwarts siempre le brindará ayuda a aquel que se lo merezca, no estás sola y jamás sientas que cada decisión que tomes nos podría decepcionar ¿Olvido algo?

—Hacerle la vida imposible a Quejicus, el mundo debe saber que un Black no se somete ante nadie y menos por alguien llamado Severus Snape.

—¡Esa es mi hija!—el primer llamado de la locomotora inundó el andén 9 y 3/4 y Sam se separó de su padre.—es hora de partir, Sammy.

—¡Les escribiré!

—¡Espero que todos los días!—la pequeña Black comenzó a alejarse, llevaba una sonrisa traviesa en sus labios, mil historias estaban por comenzar, una nueva dinastía, y simplemente lo supo viendo el brillo de sus ojos. Canuto sonrió cuando la vió levantando su mano en despedida y tan pronto como lo hizo, la perdió entre la multitud.


Jamás se había sentido como un pendejo chillón. Si alguien lo viera en esos momentos simplemente dejaría su dignidad en el suelo como James al ver a Harry alejarse en el Expreso. No gracias, no quería ser un maricotas más. Pero era inevitable que un par de lágrimas calleran, en medio de una lucha por salvaguardar y preservar la paz en el mundo mágico, en una batalla por defender los derechos de todos, por igualdad, por libertad, el destino, les había otorgado aquello que nunca pensaron obtener alguna vez.




Una familia.


Separarse nunca sería fácil.


Tenía que admitir que millones de cosas habían sucedido en todos esos años, había sido primerizo para todo, tanto como para sus hijos, desde sus primeros pasos hasta sus primeras explosiones de magia.


Pero ninguna había sido tan especial como escucharlos. Las primeras palabras de un Black eran un tesoro.


Sólo las primeras.


La vida le había dado una oportunidad. Y si algún día la muerte viniese por él se llevaría consigo sus melodiosas vocecitas en lo más profundo de su corazón. Un Veja Buja y un Tío Feo grabado en su memoria para siempre.


Era feliz, estaba en paz y muy orgulloso. Nunca había apreciado tanto ser Sirius Black, un guapo y muy vanidoso, Canuto...




*°•'~Fin~'•°*




Canuto

Capítulo 8

¡Por Merlín, Sirius!


No sucedía con frecuencia, claro que no. Sirius jamás se quedaba sin palabras, pero aquello, aquello sin duda había dejado su cabeza como un gran huevo frito.


-¿Es una broma cierto? ¿qué clase de venganza siniestra es esta?-había preguntado en un momento de lucidez. La señora Black simplemente rodó los ojos y siguió machacando un par de nueces en el mortero que Lily le había regalado en Navidad.


Lo había discutido con la pelirroja, las mil posibilidades de dar una noticia como aquella y ninguna la había convencido. ¿Cómo le decías a un Merodeador qué estabas embarazada, de nuevo? no, no había una forma sutil para hacerlo, así que cuando Canuto fue por su leche matutina, simplemente le largó la pelota. Provocándole esparcir la leche desde su nariz, para finalmente quedar sin habla, pálido y con los ojos cristalinos de la más pura sorpresa.


-Pero, Sam todavía no ha dicho su primera palabra.-claramente el cerebro no le estaba funcionando y eso no hizo más que darle ternura a Elizabeth. Dejó lo que estaba haciendo y se acercó a él.


-Merlín sabrá cuando tendrás la oportunidad de escucharla. -lo apuntó con su varita y limpió el desastre que era Sirius en esos momentos. Éste simplemente suspiró.


-¿embarazada?


-embarazada.


-


Regulus ese mismo día había sido llevado con la Orden para ser juzgado y claro, dar toda la información que tenía, Sirius había estado presente pero no mentalmente. La palabra embarazo se repetía una y otra vez, una y otra vez y así sucesivamente. Hasta el punto en que casi se toma el veneno para ratas que muy descuidadamente Peter había dejado encima de la mesada del cuartel. De no haber sido por Lunático, ya hubiera pasado a mejor vida.


-¿el gato te comió la lengua pulgoso?-James estaba a su lado, una sonrisa picarona se asomaban en sus labios y un brillo malicioso en sus ojos marrones.


-peor, voy a ser padre.-susurró, o eso creyó porque de repente todas las miradas estaban sobre él. -¿lo dije en voz alta, verdad?


-ay, amigo.


Cuando regresaron a Grimmauld Place nada había había cambiado. Y al parecer había quedado aún más en shock luego de recibir exactamente veintitrés "felicidades", el mayor de los Black se había dejado caer en el sofá con un leve temblor en todo el cuerpo y una sensación indescifrable.




Regulus sonrió con mofa al ver el semblante decaído de Sirius. No entendía porqué exageraba tanto, todo el mundo sabía que lo que menos le importaba a él era tener más descendencia. Pero por alguna razón su carencia de entusiasmo lo ponía en un modo curioso. ¿Por qué Sirius estaba así?


Sam estaba en sus piernas, al parecer le había tomado cariño en el tiempo que llevaban juntos bajo el mismo techo, y lo usaba como un oso de peluche cada vez que estaba cerca. La mayor parte del tiempo su mejilla regordeta y suave estaba pegada a la suya y sus pequeños brazos al rededor de su cuello. Pero esta vez sólo estaba en su regazo mirando atentamente a su padre.


Esa niña era más despierta que todos ellos juntos. Y ninguno de sus distraídos padres y aquellos que la pequeña conocía como sus tíos postizos lo notaban.


De repente alguien tocó el timbre repetidas veces.


-¡ay no, por favor!-todo obviamente era por arte de magia y las cortinas del cuadro de Walburga Black se abrieron de par en par.


-¡Traidores a la sangre, Sangresucias, Mancha de mugre, insolentes!


-¡¿cuántas veces tengo que decirlo?!¡que no toquen el timbre, que no lo toquen! ¡cállate vieja bruja!


-¡Veja Buja!-Sirius dejó de caminar y se giró como un poseso. Incluso Regulus quedó impresionado. No había importado que tan fuerte gritara su madre, ni que tan insistente fueran los timbrados, la pequeña vocecita de la pequeña Black había llegado a ambos fuerte y claro.


-¡¿Qué es todo ese alboroto?!-Elizabeth había llegado a la escena y fue allí que Sirius no lo pudo evitar y calló al suelo como un sucio costal de papas.-¡Por Merlín, Sirius!




-

¡Buenos días, buenas tardes, buenas noches mis queridos lectores!

Estoy muy feliz -y un poquito triste 😢- porque Canuto está llegando a su fin, el próximo capítulo es el final de esta maravillosa aventura con Canuto y su familia. Es lo que me hubiera gustado que le pasara y disfrutara :v

Así que bueno, sólo quería decirles esto y darle las gracias a mi amiga mamichula RoMiranda0 por leer cada locura que se me ocurre 😝😘😍 te amu, ¡sabelo!

¡Y a todos los que se han pasado por aquí y dejado su granito de arena también los amuu ❤!

(Publicado tal cual en Wattpad, amigos como Paulitah07)

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...