AVISO

Bueno, sin poder resistirme, he aquí una nueva Historia. :D

La idea de Nux viene rondando por mi cabeza desde hace mucho y la verdad que quería plasmarlo, al menos antes de que desapareciera la idea. Esto nació gracias a un pedido de una buena amiga y bueno, no podía decirle que no a mi imaginación xD

Así que oficialmente les doy la bienvenida a esta nueva aventura. :v

Ah, y antes de olvidarme, esta historia la voy a subir también en Wattpad n.n)/`•°*'

Sin más, ¡espero que les guste!

Nux~ Capítulo 1

Corría con todas sus fuerzas, como si el mismísimo Gor lo estuviese persiguiendo. La noche podría haber sido joven si los hombres de la familia Xión no lo estuviesen persiguiendo con sus lanzas y sus antorchas. Bueno, realmente podría haber sido peor.

Aunque, no se arrepentía de nada.

Sin poder evitarlo sonrió mientras giraba en una esquina que lo llevaba derecho a su salvación. La mansión de los Kans se alzaba al final de la cuadra, rodeada por pequeñas casas desvencijadas con lindos y raros jardines adornándolas. Escuchó los gritos furiosos en la lejanía y sin pensarlo, al llegar a la gran cerca negra, escaló hasta pasar hacia el otro lado y tirarse literalmente de panza bajo unos tupidos arbustos.

-¡Debe estar por aquí!

-¡No pudo haberse ido muy lejos! –el enojo y la sed de venganza era latente en cada una de las palabras de los hombres. Suspiró con alivio cuando vio que se alejaban. De no ser rápido, habría muerto; se colocó de pie sacudiéndose el polvo de la ropa y se encaminó hacia la entrada trasera de la casa, como si nunca lo hubiesen perseguido.

-¿Una nueva conquista?-preguntó Niran, la jefa de la servidumbre y la que había sido alguna vez la nana de él y su mejor amigo.

-No lo llamaría así-respondió pasando con aires de desentendido bajo la ya resignada mirada de la anciana.-muero de hambre.

-¿Y eso debe sorprenderme?-preguntó la mujer caminando hacia la alacena que ocupaba por lo menos toda una pared. De una de las puertas había sacado un poco de pan y un pedazo de carne que había sobrado de la cena de la familia Kans.

-Comenzaré a cobrarte la estadía, Caponi. Te comes mi comida y llegas a mi casa cuando se te da la gana. -dijo la voz calmada de Sergi Kans.

-También es un gusto verte mi buen amigo.-dijo con sorna tomando un largo sorbo de agua que Niran le había dado.

-Escuché algunos gritos y por lo que pude interpretar era una declaración de muerte que inevitablemente provocó mi desvelo-levantó una ceja mirándolo con cierta perspicacia-¿tienes algo que ver?-el joven se colocó una mano en su pecho mostrándose fingidamente afectado.


-¿Cómo crees que yo podría provocar algo así? A veces pienso que en verdad no me conoces.

-Créeme, me encantaría no hacerlo –éste rio por lo bajo dándole ahora una mordida al sándwich que le acercó la silenciosa mujer, ya estaba acostumbrada a escuchar la típica charla de aquellos muchachos, que ya se sabía cada frase de memoria-¿Qué hiciste ahora?

-¿Nada?

-No sé porqué me gasto preguntándote algo obvio, claro que hiciste algo y no precisamente lo correcto.

-Sí, papi.

-¡Ash!-masculló dándose la vuelta-buenas noches, Niran.

-Buenas noches. señor.

-¡Buenas noches, papi!-escuchó cuando iba a mitad del camino, negó la cabeza mostrando una leve sonrisa. No podía negarlo, Jack le ponía energía a su tranquila vida.

~*~

Snatville...

No era precisamente la paciencia andante, ni la belleza, ni la amabilidad y ni siquiera el buen sentido común. Era feroz, completamente desequilibrada, salvaje...

Sus ojos negros penetraban como una filosa espada del más hábil caballero, esos pozos representaban la mismísima muerte y eso todos lo sabían. Por cada pisada que daba, estremecía a sus observadores; nadie entendía que les atraía de tan perturbadora muchachita, que con aquel cabello castaño atado de manera descuidada y su capa negra ondeando en sus espaldas, podría tener un raro encanto que los encandilaban.

Su indiferencia, su agilidad y sutileza recorría junto la roja sangre Lewid, los extensos caminos de sus venas. Su actitud endemoniadamente pertenecía a los nefastos genes, no era su culpa.

-Las personas hacen de una pequeña pelea en una gran guerra-dijo un hombre en cuanto vio a Lovamiel Lewid entrar la obscura taberna que había en aquel asqueroso y deplorable pueblito. Vio como cruzaba el antro dirigiéndose a él sin vacilación y no había podido evitar hablar en la primera oportunidad.

-Y tu de algo brillante una gran cantidad de excremento.-comentó sentándose en la inclinada y algo torcida silla de madera.

-Las palabras, mi querida, serían “una gran cantidad de mierda”-ella sonrió cruzándose de piernas, dejando ver lo largas y esbeltas que eran en aquel ajustado pantalón de cuero marrón.

-tú lo has dicho-el cantinero sin preguntar o saludar se acercó a ellos y dejó dos jarras con un caliente liquido viscoso sobre su mesa; no importaba si pedían algo distinto eso era lo único que había y lo que se tomaba. No podía creer que eso pudiera ser algo decente pero ya se había acostumbrado a ese repugnante sabor.

-me alegra que estés de humor, es realmente sorprendente, tanto que hasta podría ser este el fin del mundo y no me importaría-ella rodó los ojos y colocó sus manos sobre la mesa.

-habla, espero que entiendas que no tengo tu maldito tiempo. Venir aquí sin que me miraran raro fue un martirio.

-tranquila-levantó sus manos en son de paz-he encontrado algo interesante y definitivamente esto lo será para ti.-metió su mano en su bolsillo interior de su traje gris y con un brillo de locura habitual en sus ojos provocó cierto desgano en Lovamiel. Se metería en problemas, definitivamente-ten, no fue fácil, tuve que sacrificar ciertas cosas de lo que jamás me sentiré orgulloso.-comentó dándole un sorbo a esa “cosa” sin hacer ningún tipo de mueca.

-¿Qué, tu virginidad?-éste se echó hacia atrás dando una sonora carcajada. Exagerada y algo catarrienta, pensó ésta.

-debo darte crédito en eso. Aunque si vamos al caso, aquí entre nos, ambos sabemos quién lo sigue siendo-ésta frunció el ceño quitándole el papel de sus manos de mala gana, lo que causó nuevamente la carcajada del hombre-eres intensa, mujer, intensa.

-cierra la boca, Valduans-siseó desdoblando la amarillenta hoja de papel que tenía en su poder.-es un mapa.-se mofó.

-mejor, un plano.

-¿y eso que lo hace mejor?-él se inclinó hacia ella, podía ver mejor sus ojos verdes y ese cabello rubio grisáceo peinado casualmente. Ella siempre lo había creído excepcionalmente loco, pero ella no era simplemente la señora cordura. Quizás eso la había unido a él enfermizamente. Aunque nunca podría decir que su amistad había sido una simple casualidad. Había sido necesario y oportuno, que ninguno notó que jamás se habían separado.

-un plano representa que esconde misteriosamente una verdad que tal vez nadie debe saber. Pero está dibujado para  contradecir su idea principal.

-¿realmente supones que te estoy entendiendo?

-sé que lo haces, eres más que una simple mujer. Eres una pelicon, utilizas casi el cien por ciento de tu mente-con una fascinación natural la observó como si fuese el bicho más interesante en todo aquel desordenado mundo- analizas todo con excelencia hasta el último maldito detalle.

-ajá, sé que te fascina lo que soy-murmuró asintiendo, reclinándose en la silla con desinterés.

-vamos Miel, míralo atentamente. ¿No hay nada familiar en él?-le sorprendía la insistencia de su amigo-si es que lo era- tal vez sólo era un compañero, como un perro hambriento al que le das un pedazo de pan y nunca más se va de tu puerta. Con resignación volvió a mirar el plano, los trazos eran casi perfectos, línea con línea se unían y formaban un sinfín de cuartos y pasillos con formas inimaginables. Era imposible que algo así existiera y nada le parecía familiar en cada detalle.

-lo lamento, pero no puedo.

-no, sólo te resiste aceptar lo que eres. Pero cuando lo hagas, ese pedazo de papel con unas cuantas líneas, no será un reto para ti.-el silencio los cubrió, no era habitual pero ya se estaba convirtiendo en algo común-Miel.-ella levantó su mirada ónix con recelo, el tono que había utilizado Joseph había puesto a la defensiva a su cuerpo y no entendía el porqué.-tengo algo que confesarte.

-sé que me amas, pero no eres mi tipo-él sonrió de lado y miró hacia un costado con pena y culpa-no hablaba en serio.-rio por lo bajo negando con la cabeza con diversión, aquella negación había sido una hermosa melodía.

-ni tu el mío. Pero no era eso lo que intentaba decirte, lo lamento-se burló volviéndose inclinar hacia ella con confidencialidad y con una seriedad inusual en su jovial rostro-hace unos días volví a tener una visión, realmente debes saber esto y-

-no quiero saberlo, te dije que no me contaras tus visiones y menos si me incluyen.-no sabía por qué había dudado de su percepción, era claro que una visión era lo que rondaba por esa cabeza rubia y claramente era algo que no debía saber- Debo irme, si encuentro algo importante del estúpido plano, te buscaré. Pero no me hables si no es necesario.-sin más y antes de retirarse tomó el plano de mala gana y se retiró sin siquiera despedirse, aunque eso era algo que Joseph no le afectaba.

Se quedó unos minutos más allí, reflexionando y tratando de acallar su mente. Sabía positivamente que no podría convencer a Lovamiel de escucharlo, pero tarde o temprano el destino haría su trabajo y esa ayuda, no tardaría en llegar.

Nux~ Prólogo.

Los planetas se alinearon para joderlo, claramente eso había sucedido, porque en verdad no le cabía en su cabeza el hecho de que tuviera que unirse a una maldita bruja.

Cuando creía que todo podía ser peor, las cosas definitivamente habían cambiado; Jack no estaba  preparado para el cambio y mucho menos para el matrimonio. 

-Necesito un trago.-susurró en cuanto había salido del despacho de su padre. No importaba si hablar sólo era la viva imagen de un loco, pero toda esa maldita situación lo ameritaba. No podía estar cuerdo en ese instante, no en ese momento.

Nux

El poder de la mente es realmente más fuerte de lo que pensamos, incluso más fuerte que un simple puñetazo en el rostro y eso Jack Caponi lo sabía; Lovamiel era un claro ejemplo: una Pelicon pura, poderosa y peligrosa. Una muchacha llena de sorpresas y a la que muy a su pesar, había tenido que aprender a amar.

Algo que claramente no había sido sencillo.

"-Defina destino, señorita Lewid.

-Fácil, el destino es el karma de cada hombre y criatura que pisa, vuela y se arrastra, en este mundo escéptico."

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...