Mi Amiga es una Mortifaga

Capítulo 8 -Una Navidad en Malfoy Manor.

Luego de la fiesta de compromiso de su hermano, la que su madre sin mucho esfuerzo categorizó como agradable hasta que vio la lista de invitados, fue un recuerdo vago y lejano. Se arrepentía aún no haber hecho algo con el pastel. La venganza, aunque en muy poca medida, estaba en su sangre y quería salir a dar latigazos con su cola. Sin embargo, no quería estar castigada en navidad ¿verdad?

Era veinticuatro a la tarde cuando una hermosa lechuza con un collar y una letra M que portaba orgullosamente en su pecho llegó con una carta color plateada, con el sello de color negro y el símbolo característico de los Malfoy. Su madre estaba encantada, después de todo había estado frente a la ventana esperando algo que ninguno de los Perkis entendía o no quería, de alguna forma, entender.

Pero allí estaba la respuesta de sus escasas preguntas. Rebecca Perkis esperaba la invitación de navidad de los Malfoy como todos los años. Sorpresa, sorpresa y la emoción hacía presencia, lamentablemente para muy pocos de la familia. Jane bufó y siguió leyendo un libro interesante que le había "tomado prestado" a su abuela Clarise Rowle, agradable cuando quería, de su elegante y curiosa biblioteca.

-Estoy segura que la decoración que eligió Narcissa este año es de lo más hermoso y elegante-cuchicheaba su madre-tenemos que ir de compras en este mismo instante ¿Jane, querida, me estás escuchando?

-Por supuesto, madre-¿tengo opción? se preguntó rodando los ojos y dejando el libro sobre el sillón en el que hacía poco estaba cómodamente recostada.

-Ve por tu abrigo.

~*~

La nieve caía lentamente en Hosmegade, por poco había olvidado el invierno, el frío que tanto amaba y la nieve que adoraba. Grecia era caluroso, por no decir insoportable y por alguna razón pensó que era perfecto para alguien como su futura cuñada y el molesto y raro de su hermano mayor. Caminó junto a su madre, de una manera ausente y desinteresada. Sin embargo, no podía no admitir que amaba ir de compras.

Era una chica después de todo.

-Madame Malkin primero y luego iremos a ver algunas plumas ¿te parece?-su madre tenía tres debilidades, capas, vestidos nuevos y las plumas. Jane estaba segura que nunca terminaría de contar todas las que su madre atesoraba en un armario especial para ellas. Recordaba también que su padre había mencionado que había conquistado a la dura, recta y hermosa Rebecca Rowle con una única y exótica pluma que ella tanto quería. Su madre había mencionado que más que una conquista había sido una artimaña.

Sonrió mientras asentía en respuesta. Cuando no había reglas y gritos entre su madre y ella, se podía decir que hasta era agradable estar a su lado.

~*~

Había elegido un atuendo negro a juego con su capa color escarlata. Rebecca la miró de pies a cabeza, de la cabeza a los pies, lo desaprobaba de ahí a América pero no lo mencionó. La habían pasado bien y tanto como ella, no quería estropearlo. En cuanto a ella, estaba hermosa, un vestido color rosa pastel ajustado alzando su figura siendo acariciado por sus rizos rubios, con sus zapatos de tacón chino negro y un maquillaje suave y a tono. Su padre como su hermano llevaban un traje de gala de color negro, siendo ellos mismos, guapos, porque así se sentían. Quizás sólo Jack podía asegurarlo.

-Bien, el traslador que nos envió Narcissa se activará en dos minutos-una pequeña medallita en la mano de su madre brilló bajo las luces de las velas flotantes sobre el techo.-tomen todos un extremo-la pequeña familia Perkis rodearon a Rebecca y tomaron una parte de la cadenita dorada. Un tirón en el medio del estómago y unas grandes nauseas fue lo que sintió Jane al ser absorbida por un torbellino y ser depositada en el suelo de la mansión Malfoy como un gas maloliente.

-Desagradable, completamente.

-Ahora sé lo único que tienes en común con la Tía Mel.-miró a Jack con el ceño fruncido mientras éste reía discretamente. Un elfo amable los recibió, se presentó como Dobby y los llevó al salón principal donde sin duda se llevaba a cabo una gran fiesta completamente sofisticada. Arrugó la nariz con algo de desagrado, tantos sangres puras despreciables.

-comportate Jane.

-¿qué? pero si ni siquiera he hecho algo, aún-Robert le sonrió y acarició su cabeza.

-No la convencerás con tan poco-La señora Perkis iba protestar pero justo, en ese mismo instante aparecieron los anfitriones. Lucius y Narcissa Malfoy con sus espectaculares y elegantes atuendos seguidos de su aburrido chiquillo rubio, Draco Malfoy. Acostumbrado y hartado a todas esas fiestas, tanto como ella.

De repente se dio cuenta que habían quedado solos, Jack se había encontrado con sus antiguos compañeros de Hogwarts y sus padres habían desaparecido junto a los Malfoy. Se miraron y se fruncieron el ceño, estaba claro que ninguno se soportaba, ni siquiera por los viejos tiempos.

-Apesta aquí-dijo con la nariz levemente arrugada. Draco la miró de reojo con ese gesto petulante que él tanto amaba mostrar.

-¿Qué intentas?

-¿por qué todos piensan que haré algo?-se dijo ésta con indignación. El rubio rodó los ojos y se mofó de la situación. Pero luego de unos minutos suspiró y bajó sus brazos que hasta entonces los había mantenido cruzados.

-no estaría mal, después de todo-Jane sonrió y le dio un codazo por las costillas.

-Ese es el Malfoy que yo conozco. ¿Dónde te habías metido?-caminaron hacia una mesa llena de bocadillos, suficientes para provocar un coma azucarado, habían más niños por allí, la mayoría conocidos pero eran lo suficientemente manejados, que ahí estaban, junto a sus padres en conversaciones que apenas entendían, sintiéndose reyes de un reino que todavía no les pertenecía-¿Qué tal te tratan las serpientes?

Draco no era el muchacho que todos mencionaban en Hogwarts, había conocido una parte de él que nadie más sabía. La timidez y la modestia. De niños habían sido grandes amigos, quizás sólo grandes compañeros, los lunes y martes en la que sus madres y otro tanto de mujeres de la sociedad de los sangre puras se juntaban para la hora del té. Un Draco agradable y divertido que murió lentamente a los nueve años; edad en la que su padre comenzó a notarlo y enseñarle lo que un típico hombre y jefe de una familia sangre pura debía.

No volvieron a verse hasta el día en que ambos llegaron a Hogwarts. Un fugaz encuentro que nadie más que ellos notó. Sólo allí entendieron que sus destinos nunca estarían entrelazados ni por casualidad.

-Perfectamente-respondió mientras engullía un pastelillo sabor a menta-¿Qué tal Hufflepuff?-ella lo miró con cierta confidencia que el rubio, aunque no lo admitiera, extrañaba.

-Fantástico, despertar con el aroma a tartas de calabaza todas las mañanas es un sueño. Y Madame Sprout colocó unas hermosas plantas extrañas que danzan por toda la sala común-suspiró con nostalgia-Es perfecto.

-Suena divertido-ella asintió degustando el dulce sabor de un bombón de chocolate.

-Lo es, te habría agradado-éste rió suavemente, obviamente no se veía siendo un Hufflepuff, primero su padre lo habría castrado y desheredado. ¿Un Malfoy siendo un tejón? sería hombre muerto sin apenas haber pestañado antes.

-Lo dudo. Por cierto-su ceño se juntó y un gesto desagradable se pintó en su rostro en cuanto divisó a Pansy Parkinson- esto jamás pasó.

-Jamás pasó-soltó solícita, se miraron mal y se separaron en cuanto la niña de cabello negro se les acercó.
Una navidad en Malfoy Manor, ¿quién se lo iba imaginar? se dijo para sí misma Jane, mientras se acercaba a sus padres que la recibieron con una sonrisa.  

Va a ser una muy, muy larga noche... 

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...