Leche y Café 10: Improbable.

Capítulo 10


Draco suspiró por tercera vez antes de colocarse de pie de su sillón. Después de que Zabini se había marchado en la noche, él por su parte se había quedado mirando a la nada y a la vez pensando en todo aquello que pudiera ayudarle a comprender lo que estaba viviendo en ese instante. Pero no llegó a nada en concreto, sólo a especulaciones que no tenían mayor importancia y a nombres sin relevancia.

Tenía por supuesto que confiar sólo en la palabra de Harry Potter, pero no podía quedarse de brazos cruzados esperando que la solución llamase a su puerta. Hermione era su esposa, no era una amiga ni su novia, era su esposa, la madre de sus tres hijos, su vida entera y no estaba dispuesto a cederla a nada ni a nadie. Además, Hermione era una Malfoy y si algo había aprendido del desequilibrado de su padre era que nadie se metía con la familia.

Los Malfoy, sea en las condiciones que hubieran quedado, seguían siendo poderosos.

—Hijo... —Draco se giró hacia el suave susurro de su madre que lo observaba desde el otro lado de la puerta de su habitación. Su rostro sólo era testigo del desvelo de la noche y las incontables horas en búsqueda de algo que aún no llegaban a comprender. —Harry Potter está esperándote en la sala. —Él asintió y ella también antes de dejarlo nuevamente sumido en su soledad.

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El viento los golpeaba con una fuerza sobrehumana en lo alto del acantilado en el que, estoico y aún firme, se mantenía la Prisión de Azkaban. Tan tétrica, fría y carente de vida a cómo la recordaba se alzaba con magnificencia en dónde varios Aurores recorrían sus instalaciones de arriba abajo; luego de que se promulgara la ley de sacar a los dementores de allí, el Ministerio había requerido un grupo mayor de Aurores para ese tipo de vigilancia y a su vez un control más estricto y mucho menos violento con respecto a los prisioneros.

Harry junto al equipo que lideraba, habían ya recorrido gran parte de su interior como así también metido a la mayoría de los delincuentes en aquellas celdas sucias y húmedas. No estaban en un lugar en el que eran especialmente esperados y sin embargo, ni Ron y mucho menos Blaise, parecían en lo más mínimo arrepentidos.

—Astoria recibió una visita hace un par de días. —Murmuró Blaise a Draco que lo seguía desde atrás. —¿No te imaginas quién?

—Daphne. —Respondió sin tapujos llevando su mirada hacia el frente —¿quién más podría seguirle el juego, que ella?

—Sí, —Harry se detuvo frente a una puerta de metal, sacó su varita del bolsillo de su sobretodo marrón y la colocó sobre la misma —ella sigue siendo un objeto manipulable para Tori. —Murmuró el moreno antes de que la puerta produjera un chirrido de bisagras oxidadas y se abriera finalmente frente al cuarteto de magos.

Draco fue el único en ingresar a la sala de visitas, no más grande que un baño público de deplorable aspecto. Se encontraba una pequeña mesa en el centro y dos sillas metálicas; en una de ellas estaba ya esperando Astoria Greenggrass con una actitud indolente.

—El gran Draco Malfoy. —Canturreó con diversión. Sus ojos brillaban de una forma inusual, como si toda esa situación le excitara de alguna manera. —Que sorpresa. Me pregunto ¿qué te ha traído hasta aquí?

—Basta de juegos. —Rugió él provocando que ella se hiciera hacia atrás prácticamente por instinto. —¿Dónde está Hermione? —Preguntó sin rodeos. No estaba allí para ser amable y tampoco estaba dispuesto a serlo.

—No lo sé. Y por si no te has dado cuenta, querido Draco he estado aquí por casi quince malditos años. No sé dónde está tu sangre sucia... —Masculló con asco. Sabía que estaba probando su paciencia; de perder la cabeza sólo ella saldría ganando en aquel asqueroso juego de palabras. —La verdad, es que tampoco me importa. Una menos ¿no?

—No eres nada en comparación de Hermione y nunca lo serás. —Comentó con superioridad. —Nunca fuiste un instrumento útil para Voldemort y sigues sin serlo con este grupito de alborotadores. —Astoria apretó los dientes con furia y Draco notó su tensión. —Sé que fuiste tú y haré todo lo posible para que te pudras aquí de una vez por todas. —Añadió antes de colocarse de pie y encaminarse hacia la puerta.

—¡Disfruta cuánto puedas, Malfoy. Todo tu maldito mundo se derrumbará frente a ti!

°•°•°

Un grupo de Aurores recorrían la reciente escena del crimen en aquel pequeño pueblo Muggle a las afueras de Londres. Habían cubierto al mismo con un poderoso escudo para que los no mágicos no vieran tal desastre producto de una peligrosa explosión de Magia. No quedaba más que cenizas y un par de cuerpos dudosamente mutilados por doquier. Además, habían encontrado un sólo sobreviviente convenientemente squib con un testimonio que, sin poder evitarlo, no podían tomar del todo en serio.

¿Quién en su sano juicio podría creer que Hermione Malfoy estaba detrás de todo eso?

Imposible e improbable.

—Espero que tenga una versión mejor de lo sucedido, de lo contrario usted será nuestro potencial sospechoso —el hombre levantó su mirada. Aunque aparentaba un aspecto dócil no podían confiarse.

—Esa es la absoluta verdad y la única que sé.

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 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...