Tempestad /Capítulo 2/¿Compromiso?

Había tenido que correr con mucha prisa si no quería que luego le reclamaran sus andanzas en horas poco convencionales para una dama de su estatu. Y es que no podía andar supuestamente indefensa por ahí.

Lo malo era que tanto su familia como ella sabían positivamente que de indefensa no tenía nada. Sus cinco hermanas eran sin duda aún más temible que su sola persona, pero que, acostumbradas a dar el ejemplo su talento no lo usaban, como ella lo sabía hacer. Las apariencias, vestidos, maquillaje, y hombres era lo más importante para ellas que hacer fruto de su don.

Y dado que no le interesaba lo más mínimo ningún tema de esos estaba en riesgo de no poder desposarse nunca. Eso no le afectaba en nada y si su destino era ser una solterona, aunque poderosa, podía morir tranquila. Pero su madre, conociéndola, no dejaría las cosas así.

Eso se lo dejó más que claro en el desayuno.

-El conde Peinton ha llegado de sus interminables viajes a sus pagos-dijo Catherine mientras ingería una pequeña porción de pastel de manzanas.

-¿Peinton? ¿Desde cuando nombramos a nuestros enemigos de los negocios, en nuestra respetable mesa?-preguntó Darcus Van con cierto retintín resentido.

-ay Darcus, querido... es solo un tema vanal, no es para que te sofoques-dió un furtiva mirada a Amanda que comía en silencio-a parte una de tus hijas ya tiene la edad suficiente para casarse-el hombre de cabello negro, tal como un carbón, escupió su café seguido de su hija aunque algo más disimulada-¡Querido, pero que modales son esos!-reprochó secando la mesa con una servilleta blanca como la nieve.

-¿Casarse?, si hablas de Amanda, espero que estés consciente que no la casaría con ese aunque fuese el Rey de Cevalles, eso espero que lo tengas muy presente-dijo ofuscado ante las ocurrencias de su mujer.

-saben estoy aquí-murmuró con cierto enojo al ser ignorada por completo.

-Valduans, Peinton ¿Cuál es la diferencia?, el Conde es sin duda una de las más grandes oportunidades para nuestra pequeña, Cynthia, Marisa, Clarise, Claudia y Sophie han tenido candidatos buenos, pero nada comparado a Joseph-dijo la hermosa mujer bajo la mirada crítica de su hija y la negativa de su esposo-tal vez es el momento en que las disputas entre los nuestro llegue a su fin. Eh peleado contigo incontables veces, sin pedir nada a cambio, con tal de que nuestra amada familia, la que ambos construimos, sea lo que es ahora, solo quiero tu apoyo, amor-Darcus primero se dirigió a su única consolación y luego a quién le quemaba los pelos con sus ocurrencias.

-lo pensaré, pero no esperes que te de una respuesta inmediata-pero Catherine sonrió complacida, al menos era una esperanza que alimentaría día a día hasta que su esposo le diese el visto bueno.