Reggie |Capítulo| - |1|

Luego de una intensa batalla de «piedra, papel o tijeras» Regulus fue prácticamente obligado a ir por Sam a la estación Kings Cross. Y no, no había llegado de buena gana, porque en esos años junto a su hermano, su cuñada y sus tres sobrinos, le había tomado cariño a la pereza y a las largas y extensas horas de siestas.

Las que tuvo que dejar atrás para estar allí.

Se dejó caer sin delicadeza sobre una de las bancas de piedra del andén nueve y tres cuartos. Llevaba un elegante traje negro, zapatos relucientes, con un peinado bastante desordenado y rebelde producto de la pequeña disputa infantil con Sirius. A simple vista, tenía el aspecto de un muchacho de treinta y tres años, guapo y despreocupado.

A penas fue consciente de la llegada del tren Escarlata, el bullicio, el tumulto de gente empujándose unos a otros para llegar con sus respectivas familias, los gritos, risas y los sonidos guturales de las mascotas, como el ulular de las lechuzas.

¡Te amo, Black! ¡Algún día verás que mis encantos valen la pena! —Regulus levantó su mirada con cautela y divisó inmediatamente la presencia de Sam y un chico de Ravenclaw a unos cuantos pasos detrás de ella.

—¡Piérdete Thompson! —Sam no se notaba contenta, de hecho estaba irritada y avergonzada.

—¡En el único sitio que deseo perderme es en la intensidad de tu mirada! —no sabía si reír o hacer uno de sus habituales gestos de desconcierto. Últimamente ya no entendía esa generación tan «rara» en sus tiempos jamás hubiera sido capaz de gritarle a los cuatro vientos que amaba a alguien con locura, bueno no él, al menos. Recordaba a James Potter cada año confesar su amor de una manera bastante intimidante a Lily y el apoyo de Sirius y compañía alentando aquella tan impropia proposición.

Un Sangre pura no podía ni tenía permitido humillarse de tal forma. Y en esos tiempos así siempre lo creyó.

—Hola tío, Reg. Lamento la tardanza.

—Descuida —Sam había cumplido recientemente trece años, había dejado de ser una niña para convertirse en una hermosa y bella señorita; una Slytherin demasiado amable y muy querida a pesar del destino que le había tocado vivir. Pues luego de lo amargo que esto le supo a Sirius, no tardó en entender que siempre estuvo la posibilidad. Y Sam después de todo era su princesa.

Nicholas por otra parte había preferido otro rumbo, así rebelde y bastante alocado, había ingresado a Durmstrang sin problemas; nadie se opuso,  el niño tenía carácter, el mismo que su madre en sus épocas de embarazo.

Para Regulus los peores días de su vida.

—¿Cómo has estado? Papá dijo que habías tenido una cita con una bruja bastante respetable —no quería sentirse sorprendido que ella lo supiera. Pero estaba ofendido que Sirius tomara su vida privada como un tema para hablar con una adolescente.

—Si por respetable te refieres a desagradable, no fue del todo bien.

—No deberías hacerle caso a papá, sus gustos siempre han sido excéntricos. Mamá es la única decisión más cuerda que ha tomado, por no decir lo único responsable que se ha atrevido hacer en toda su vida. Claro con respecto a su propio bien, sé que es un buen hombre.

—Demasiado adulador para haberle dicho de alguna manera que es un irresponsable empedernido.

—¿Qué puedo decir? Así soy yo.

[Gracias por leer 😘]


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...