La vida es dura, de muchas maneras. Pero luego de diez meses de haber perdido a nuestro papá, bailar un cuatro de diciembre a las once de la noche parece ser algo nuevo. Mi hermano y yo compartimos algo más que la sangre y es el gusto de la música.
¡Que nadie se atreva a decir lo contrario!
Somos felices...
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