Mi Amiga es una Mortífaga

Capítulo 14-Sensaciones...

-Malfoy.

-Tranquila, Wile. Nadie me ha seguido o visto, si eso te preocupa-ésta le frunció el ceño y con un gesto de mentón le apuntó hacia un sillón verde obscuro de terciopelo.

-Claramente no me culpes por no confiar en ti. Eres extraño y actúas extraño ¿Qué más opciones tengo?-ambos pre adolescentes se miraron. Ambos tenían en sus miradas una promesa grabada, que lejos de las conjeturas habituales, era prácticamente inquebrantable.

-Jane está a salvo-Susan suspiró con alivio-aunque no sé por cuanto tiempo. Mi tía Bella llegó hecha una Furia destruyendo todo a su paso. La Orden del Fénix llegó a ayudar cuando había ya iniciado su cometido.

-¿Dónde está?-preguntó nuevamente retorciendo sus manos con nerviosismo-¿Qué no me estás diciendo?

-En San Mungo, fuera de peligro. Al menos eso creo-murmuró el rubio mirando las llamas de la chimenea.-No podremos protegerla mientras seamos aún unos simples niños. No entiendo porque ese viejo chiflado...

-Sólo él lo entiende, Malfoy. Por mientras haremos lo que esté en nuestras manos. Una simple nota ha salvado su vida y la de su familia. Puedes encontrarlo simple, pero funcionó-el rubio aún no quitaba sus ojos grises de las llamas, estaba perdido en sus pensamientos, en lagunas de recuerdos y voces del pasado. -Será mejor que te vayas-susurró Susan colocándose de pie mirando hacia la puerta de su habitación-alguien se aproxima-éste asintió y se puso de pie.

-Hay algo más que debes saber-ésta lo miró -atacaron a, a los Harper.-Los obscurecidos ojos verdes de Wile se fijaron sobre el rubio. Sintió un malestar en el estómago y la preocupación que ya ocupaba un agujero acrecentó más de lo que hubiese  esperado.

-¿Qué?-susurró, pero éste no dijo nada y se retiró hacia la chimenea, desapareciendo justo a tiempo en cuanto las puertas se abrieron.

~*~

-¿Corazón de brujas?-preguntó con la voz ronca, su madre le sonrió levemente y dejó la vieja revista a un lado.

-¿Cómo te encuentras?-preguntó acariciando su mejilla, Jane la observó detenidamente, tenía un rasguño en la ceja que sin problemas podrían habérsela curado. Pero al parecer, tanto ella como su madre, entendían cuales eran las heridas que debían ser sanadas con  el tiempo.

-¡Auch!-y definitivamente ella tenía una, y muy grande.-¿bien?-respondió dudosa aunque con una sonrisa divertida que le sacó una risa a su madre.

-No te muevas, el corte de la daga no ha cerrado aún. Joseph cree que deberá sanar al modo Muggle-asintió y volvió a apoyarse en la almohada. Odiaba estar enferma, herida o simplemente postrada en la cama sin que ella misma se ordenara mentalmente hacerlo. Y allí  estaba, en una habitación individual en el gran San Mungo sin poder hacer siquiera un amago, perfecto.-Debes...

-¿Qué me estás ocultando, madre?-Rebecca la miró con un deje de sorpresa, después de todo no esperaba algo tan inesperado como esa pregunta ni ella pero tuvo la necesidad de preguntarlo.-Siento, no, presiento que no me estás diciendo algo.

-No sé de qué hablas.-la miró con sus ojos marrones forzándola, quizás, amablemente a decir algo. Pero la mujer rubia con el temperamento duro, jamás cedería a un escudriño de  una niña de trece años, aún si esa niña se trataba de nada menos que su propia  hija.

Jane sentía una leve confusión, ese mismo sentimiento de vacío, de saber algo y no comprenderlo. Era tan parecido a esa vez en Hogsmeade y el ataque, que hasta que no lo vió no habría recordado ni un santísimo detalle de ello. El hechizo desmemorizante había tardado diez horas en dejar de hacer su efecto y de repente todo había caído sobre ella y esas preguntas absurdas de "porqué no había hecho algo, si era una realidad que sabía que sucedería".

Se sintió nuevamente traicionada y realmente sola, seguida de una gran tristeza.

-Quiero estar sola.-pidió, La señora Perkis dió un imperceptible suspiro y asintió. No podía perturbar su estado en esos momentos.

-Vendré más tarde- y Jane no tuvo más opción que aceptar su respuesta.

~*~

Rebecca caminó por los pasillos de San Mungo hacia la pequeña cafetería que tenían por allí, un tanto común utilizado por toda clase de Magos y Brujas. No le gustaba, estaba claro. Algo de sus genes Rowle y obviamente las enseñanzas de su madrastra -La Tía Mel- había dejado en ella ese rechazo a ciertas sociedades que no inculcó a  ninguno sus hijos.

Era un sentimiento que hacía años no había experimentado. Pero no lo sentiría tan inapropiado si esa maldita bruja no se lo hubiera recordado. Su antiguo yo.

Allí se preguntaba porqué Robert se había fijado en ella. Tan fría y déspota que todos la odiaban y a la misma vez, admiraban. Si bien esos detalle nunca le importaron, pero si el hecho de que ese odio hacia ella y su odio hacia ellos, no hubieran espantado al noble, leal y honesto Tejón Perkis.

Aunque viniera de una familia de Sangre Pura, con el dinero que sus padres querían que tuviera al encontrar esposo. Realmente, realmente no esperaba que fuese él quién le entregara más que su corazón, porque más allá de sus preponderantes deseos de hacer daño, jamás se lo habría hecho a él.

-De aquí siento tu cerebro trabajar, y qué intenso-sonrió y se giró para ver a su esposo.

-Siempre te ha gustado ese sonido-éste rió y se acercó a ella galante.

-Entre otros-dijo seductor. Ambos se miraron y Robert dejó salir un suspiro que había estado suprimiendo todo ese tiempo-Lo lamento, debí decirte antes.

-Ser auror no es tan malo-o eso quería creer. Robert volvió a sonreírle pero esta vez  algo más que vacilante-¿Eso no es todo, verdad?

-¿Es verdaderamente malo formar parte de una resistencia? Que va más allá de estar en contra del Ministerio, cabe destacar.

-¿Qué?

-Sólo es una pregunta.

-Robert ¿Estás demente?

-Sólo un poco, y eso no hace daño.-Rebecca negó y sus piernas flaquearon-ey, Becca ¿Estás bien?

-¿Que clase de estúpida pregunta es esa, Perkis?-susurró entre los brazos de su esposo-mi familia...

-No les temo, ninguno de nosotros debe hacerlo. He formado parte de la Orden desde antes de que nos casáramos y no me arrepiento de nada. Estaba destinado a conocerte, ser tu esposo y tener hijos talentosos, era nuestro destino estar juntos, Becca. Ni tu familia ni la mía tienen cabida en nuestro futuro.

-¿Por qué el sombrero seleccionador te mandó a Hufflepuff?

-Porqué yo se lo pedí-confesó con una de esas tantas sonrisas radiantes.

¡Una Nueva Sección se avecina para el Blogg!

 ¡ASÍ ES! Una Nueva Sección se Avecina para el Blogg, ¿de qué se trata? Bueno, si eso es lo que quieren saber, entonces les presento la súpe...